El disco homónimo Metallica, lanzado en 1991, es uno de los álbumes más exitosos de la historia del metal. Sin embargo, también es uno de los más odiados por una gran parte de la comunidad metalera. ¿Por qué?
La razón principal es el cambio de sonido que Metallica experimentó en este álbum. Después de tres cuatro de thrash metal puro y duro, la banda decidió experimentar con un sonido más comercial y accesible, lo que enfureció a muchos fanáticos que sentían que la banda había “vendido” su esencia.
Esta experimentación viene principalmente de Lars Ulrich, que tras escuchar el disco “Dr Feelgood” de Mötley Crüe quiso volver a un sonido más sencillo, donde las canciones no significarán un reto para interpretar en vivo, sino que fueran divertidas de tocar. Por lo cual busco al productor artífice del disco de la banda de Glam Metal, Bob Rock, quien le dió un sonido más conciso y amigable a la banda de thrash metal.
Otra razón es la producción del álbum, que fue criticada por ser demasiado pulida y brillante, perdiendo la crudeza y la energía que caracterizaba a los primeros discos de la banda. Ya que si bien tenían preparado a un viejo conocido de la banda Fleming Rassmussen, productor de las obras maestras de Metallica, como bateador emergente por si Bob Rock no funcionaba, pero al final y tras la resistencia de la banda, lograron crear un equipo que duró por varios años.
Además, el disco negro también fue visto como un intento de Metallica de “hacerse grande” y alcanzar un público más amplio, lo que generó resentimiento entre los fanáticos que sentían que la banda había abandonado sus raíces underground, cuando la meta de la banda, principalmente del baterista danés fue convertirse en una de las bandas más grandes del mundo, hecho que siempre mencionaba Ulrich en las entrevistas hechas en los años más polémicos de la agrupación.
A pesar de todo el odio, Metallica hasta la fecha está orgulloso de su quinto disco de estudio, ya que lograron reinventarse cuando veían desde el escenario a fans cerrando los ojos en sus temas más largos, además de tener a un Jason Newsted encantado por escucharse en la mezcla final y tener una mayor participación en los temas como en “My Friend of Misery”.
El principal actor en este disco junto a Lars fue James Hetfield, quien aprendió a expresarse en las letras de la banda de forma menos visceral y violenta para abrirse en temas como “The Unforgiven” y “Nothing Else Matters” que según el propio Hetfield era la canción menos Metallica hasta el momento y se sorprendió de ver a parejas abrazándose y personas de todas las edades cantando sus temas en los conciertos, cuando años atrás solo veían a jóvenes vestidos de cuero y mezclilla en sus presentaciones.
El disco negro es un álbum que sigue siendo relevante hoy en día, con canciones como “Enter Sandman” y “Nothing Else Matters” que siguen sonando en las radios y en los conciertos de la banda. Es un álbum que divide opiniones, pero que sigue siendo un punto de referencia en la discografía de Metallica.
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