El nu metal es un subgénero que ha despertado polémicas y divisiones entre los metaleros. Algunos lo odian con fervor, mientras que otros lo aman incondicionalmente. ¿Pero qué es lo que hace que el nu metal genere tantas emociones encontradas?
Si bien el nu metal ha dejado una clara huella en la historia de la música, no todos tienen una buena opinión sobre él. Hijo del metal alternativo y los experimentos hechos previamente por Aerosmith o Anthrax, desde sus inicios a finales de los 90, el género se caracterizó por fusionar elementos del metal, el alternativo, el hip hop y el punk, creando un sonido distintivo que dividió a las audiencias. Los críticos más feroces argumentan que el nu metal carece de complejidad musical y pierde la escencia del metal.
Sin embargo, aquellos que aman el nu metal encuentran en su potencia y energía una forma de expresión sincera y visceral. Las melodías pegadizas, las guitarras distorsionadas y las letras sobre bullying, abuso y depresión permiten liberar sus emociones más profundas. Las bandas como Korn, Limp Bizkit o Linkin Park, se convirtieron en un refugio para aquellos que se sentían marginados o que buscaban liberarse de la presión de la vida cotidiana en los comienzos del nuevo milenio.
El nu metal también ha sido objeto de críticas por romper con los estándares en la escena metalera. Personalidades como Fred Durst o Jonathan Davis polarizaron el mundo del metal dejando a un lado el color negro por la ropa de marca Adidas o las gorras rojas. Lo cual se volvió tendencia en MTV y mantuvo vivo el metal en el mainstream.
A pesar de no estar en su época dorada, los pilares de hace unos años siguen en activo y algunas bandas nuevas se encargan de mantener vivo a este estilo que no pasa desapercibido por todo lo que dió en sus mejores años.