El viernes pasado, los Juegos Olímpicos de 2024 en París no solo sorprendieron con su espectacular ceremonia de apertura, sino que también marcaron un hito inesperado para los amantes del metal. En medio de la grandiosidad de la Conciergerie de París, Gojira, la icónica banda francesa de metal, protagonizó una actuación que fusionó lo épico del metal con elementos de la historia francesa.
La elección de la canción “Ah! Ça Ira”, un himno revolucionario del siglo XIX, no fue casualidad. Joe Duplantier, líder de Gojira, compartió en una entrevista exclusiva después del evento que la decisión de interpretar esta pieza fue una propuesta del equipo creativo de la ceremonia. “No sabíamos qué esperar”, comentó Duplantier, refiriéndose al proceso de preparación que duró meses. Desde el primer contacto con el Comité Olímpico, hasta los ensayos con músicos clásicos y la integración de efectos visuales, todo fue un desafío que la banda abrazó con entusiasmo.
La actuación, que duró apenas dos minutos y medio, destacó por su intensidad y originalidad. Acompañados por una mezzosoprano en un barco y rodeados de fuego, Gojira no solo capturó la esencia del metal con su característico doble pedal y riffs poderosos, sino que también logró fusionar estos elementos con la solemnidad de la ópera y la majestuosidad histórica del lugar.
En el metal no somos los más grandes del mundo
Para Duplantier, representar al metal en un evento de tal magnitud fue “irreal”. Aunque conscientes de la responsabilidad de ser parte de una ceremonia global, la banda se enfocó en ofrecer algo fresco y auténtico. “No somos los más grandes del mundo”, reconoció humildemente, haciendo referencia a otras leyendas del metal como Metallica o AC/DC. Sin embargo, el impacto de su actuación fue innegable, resonando no solo entre los aficionados al metal, sino también entre los espectadores que buscaban originalidad y un guiño a la historia francesa.
No hay nada de satánico
La preparación meticulosa incluyó desde la creación de maquetas iniciales hasta los ajustes finales con el compositor Victor le Masne. “Fue un proceso largo y colaborativo”, señaló Duplantier, mencionando las reuniones virtuales y los ensayos con músicos clásicos que aportaron una dimensión única a la presentación. La integración de instrumentos como violonchelos, tubas y percusión clásica no solo enriqueció musicalmente la actuación, sino que también destacó la habilidad de Gojira para trascender los límites del género.
Al ser cuestionado sobre las críticas que surgieron después de la actuación, especialmente aquellas que calificaron el evento como “propaganda satánica”, Duplantier respondió con serenidad. “Es historia francesa”, enfatizó, refiriéndose a la representación visual de María Antonieta decapitada. “No hay nada satánico en ello”, aseguró, subrayando la intención de honrar y reinterpretar elementos históricos de manera artística y respetuosa.
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