En el acervo de la música, hay pocos nombres que resuenen con la fuerza y el peso de Tony Iommi. Como guitarrista de Black Sabbath, Iommi no solo ayudó a dar forma al heavy metal, sino que también le infundió una oscuridad que pocos han podido igualar. Su estilo de tocar, marcado por una innovadora técnica y una creatividad que desafía los límites del género, ha dejado un legado de riffs que parecen emerger de las profundidades de lo ominoso. Aquí, exploramos cinco de esos riffs que se destacan por su capacidad de evocar un sentimiento de lo siniestro, de lo inevitable.
Cuando se piensa en Black Sabbath, es imposible no evocar imágenes de noches sin luna, ruinas y la amenaza de lo desconocido. Los riffs de Iommi son como narradores silenciosos de historias que no se cuentan con palabras, sino con vibraciones que retumban en el alma.
Estos riffs, seleccionados por su capacidad de transportar al oyente a un estado de introspección y temor, no solo definen la carrera de Iommi, sino que también han sido el telón de fondo para generaciones de músicos y aficionados que buscan en la música una forma de explorar lo oscuro y lo profundo.
- “Black Sabbath” (Black Sabbath, 1970)
El primer álbum de Black Sabbath no solo fue un punto de partida para la banda, sino para el género en su conjunto. El riff de “Black Sabbath” se abre con una nota que, al descender, parece llevar al oyente a un abismo. Este riff utiliza el trítono, conocido en la música clásica como el “diablo en la música”, y su estructura simple pero efectiva es un estudio en cómo menos puede ser más cuando se trata de evocar miedo y desolación. - “N.I.B.” (Black Sabbath, 1970)
“N.I.B.” es una canción que, aunque no es tan sombría como su tocaya en el álbum, tiene un riff que logra capturar la atención con su ritmo peculiar. La manera en que Iommi construye el riff con una progresión de acordes inusual para la época, combina con la narrativa de la canción para crear una atmósfera que es tanto intrigante como inquietante. - “Iron Man” (Paranoid, 1970)
“Iron Man” presenta un riff que no solo es reconocible al instante, sino que también es emblemático de la capacidad de Iommi para tejer historias con su guitarra. El riff se siente como el paso inexorable de una figura vengativa, su ritmo es el de alguien que se mueve con propósito oscuro. La repetición del riff en la canción se convierte en una especie de mantra, una invocación de una presencia poderosa y despiadada. - “Children of the Grave” (Master of Reality, 1971)
Con este riff, Iommi nos ofrece una visión de lo apocalíptico. La distorsión y la velocidad del riff de “Children of the Grave” sugieren una carrera hacia el fin de los tiempos. Este riff no solo es siniestro por su sonido, sino por su capacidad de transmitir una urgencia y un fatalismo que pocos otros logran capturar. Es como si cada nota fuera una advertencia, un recordatorio de la fragilidad de la existencia. - “Symptom of the Universe” (Sabotage, 1975)
“Symptom of the Universe” marca una evolución en el estilo de Iommi, introduciendo elementos que anticipan el thrash metal. Sin embargo, su oscuridad no se pierde en la técnica. El riff es complejo, pero mantiene esa atmósfera de amenaza constante. Es un ejemplo de cómo Iommi podía innovar y, al mismo tiempo, mantener el espíritu siniestro que caracteriza su trabajo con Black Sabbath.
En resumen, estos riffs no son solo piezas musicales; son experiencias auditivas que han moldeado la percepción de lo que el metal puede y debe ser. Tony Iommi, con su guitarra, ha forjado un camino hacia lo más profundo de la psique humana, explorando y expresando el miedo, la oscuridad y la belleza inquietante de lo desconocido.