En un garaje polvoriento de Sacramento, a finales de los 80, un grupo de adolescentes empezó a moldear un sonido que no encajaba en ninguna caja predefinida. Deftones no solo emergió como un nombre clave en el metal alternativo, sino que se convirtió en un motor de fuerza bruta que rompió las costuras del género. Hablar de sus canciones más salvajes no es solo listar temas rápidos o ruidosos; es entender cómo canalizan la rabia, el instinto y esa chispa que hace que el cuerpo quiera moverse o destrozar algo, según el día. La banda nunca se conformó con ser solo “pesada”: cada golpe de batería, cada riff cortante y cada alarido de Chino Moreno lleva una intención que trasciende lo obvio.
Piensa en una carretera desierta, el sol quemando el asfalto y un auto a punto de perder el control: así se siente escuchar a Deftones cuando aprietan el acelerador. Esta lista no busca complacer a los puristas del metal ni a los nostálgicos del nu-metal; se trata de señalar cinco momentos donde la banda soltó las riendas y dejó que el caos tomara el volante. Desde los días de Around the Fur hasta el renacer con Diamond Eyes, estas canciones son prueba de que Deftones no solo juega con la intensidad, sino que la reinventa. Hoy, ante el inminete regreso de Deftones México, como te lo contamos recientemente, vamos a desglosarlas y ver por qué merecen estar aquí.
1. “My Own Summer (Shove It)” (Around the Fur, 1997)
Cuando Around the Fur salió al mundo, este tema puso a Deftones en el mapa como algo más que una banda de adolescentes gritones. El riff inicial de Stephen Carpenter es un ladrillo lanzado contra una ventana: directo, sin rodeos. La batería de Abe Cunningham marca un pulso que no te deja respirar, mientras Chino alterna entre susurros venenosos y alaridos que parecen salir de una pelea callejera. No es solo la velocidad, sino cómo construyen una tensión que explota en el coro. En vivo, esta canción sigue siendo un torbellino que arrastra a cualquiera que se cruce en su camino.
2. “Elite” (White Pony, 2000)
Si alguna vez dudaste de la capacidad de Deftones para sonar como una máquina de demolición, “Elite” te calla la boca. Es un mazazo de tres minutos donde el bajo de Chi Cheng retumba como un trueno subterráneo y los gritos de Chino suenan como si estuviera escupiendo fuego. La mezcla de precisión técnica y caos visceral le valió un Grammy, pero no es por los premios que está aquí: es por cómo te agarra del cuello y no te suelta. En el contexto de White Pony, rodeada de tracks más experimentales, “Elite” es el recordatorio de que la banda nunca olvidó cómo romper todo a su paso.
3. “Rocket Skates” (Diamond Eyes, 2010)
Tras la pausa forzada por el accidente de Chi Cheng, Deftones regresó con Diamond Eyes y este tema como carta de presentación. “Rocket Skates” es un misil teledirigido: el riff de Carpenter corta como una navaja oxidada, y la batería de Cunningham acelera como si quisiera atravesar paredes. Chino juega con melodías que se quiebran en gritos, dando una sensación de urgencia que refleja el momento de la banda. No es solo un regreso; es una declaración de que el fuego seguía encendido, más caliente que nunca. Escucharla es como subirse a una montaña rusa sin frenos.
4. “Hexagram” (Deftones, 2003)
El álbum homónimo de 2003 tiene un tono oscuro, casi claustrofóbico, y “Hexagram” es su bestia desatada. Desde los primeros segundos, la guitarra te empuja contra la pared mientras Chino entrega una interpretación que pasa de la introspección a la catarsis en un parpadeo. La canción respira como un animal herido: los cambios de ritmo y la producción densa de Terry Date la convierten en un viaje que no da tregua. Está aquí porque captura esa mezcla única de rabia y vulnerabilidad que pocas bandas logran sin tropezar.
5. “Knife Prty” (White Pony, 2000)
No todo se trata de velocidad pura, y “Knife Prty” lo demuestra. Este track vive en la tensión que crece como una cuerda a punto de romperse. El bajo marca un ritmo hipnótico, la guitarra de Carpenter dibuja líneas afiladas y Chino desgarra el aire con gritos que podrían despertar a un muerto. La inclusión de Rodleen Getsic en los coros añade un filo extra, como si alguien te susurrara una amenaza al oído. Está en esta lista porque su intensidad no necesita correr a 200 por hora para sentirse salvaje; te corta desde adentro y te deja procesando el golpe.
Estas cinco canciones no son solo picos en la carrera de Deftones; son ventanas a cómo la banda transforma la energía cruda en algo que trasciende etiquetas. Desde los días de garaje hasta los escenarios masivos, han sabido mantener esa chispa que hace que el metal sea más que ruido: un reflejo de lo que pasa cuando el control se pierde y la música toma el mando. ¿Cuál pondrías tú en el sexto lugar?