El groove metal no llegó de la noche a la mañana ni se anunció con un manifiesto. Nació en las entrañas de los 90, cuando el thrash empezaba a jadear tras una década de velocidad frenética y el metal buscaba un nuevo pulso. Fue un giro natural: tomar la maquinaria pesada del género, desarmarla y volverla a ensamblar con un corazón rítmico que latía más despacio, pero con una fuerza que hacía temblar el suelo. Ese cambio no lo encabezó una sola mente, sino un puñado de bandas que, sin ponerse de acuerdo, encontraron en los surcos del ritmo una forma de mantener al metal vivo y relevante.
Hablar de los titanes de este estilo es meterse en un terreno donde las fechas, los discos y las influencias se cruzan como cables en un ensayo caótico. No hay una placa oficial que los nombre, pero la historia del groove metal señala a cinco nombres que, por distintos caminos, moldearon su ADN. Desde los pioneros que sentaron las bases hasta los que lo llevaron más allá de sus fronteras iniciales, estas bandas representan los pilares de un sonido que sigue resonando en los amplificadores de hoy. Aquí van, con argumentos que no necesitan adornos: los hechos hablan por sí solos.
Pantera
Cuando Pantera soltó Cowboys from Hell en 1990, no solo dejaron atrás el maquillaje de sus días glam; también abrieron una puerta que nadie sabía que existía. Dimebag Darrell empezó a tejer riffs que no corrían a toda prisa, sino que se asentaban como bloques de concreto, mientras Phil Anselmo encontraba una voz que no pedía permiso para gritar. Con Vulgar Display of Power en 1992, el rumbo quedó claro: el groove metal tenía un referente inescapable. Su manera de alternar tempos y meterse en los huesos del oyente con canciones como “Walk” definió cómo debía sonar este estilo. Sin Pantera, el género quizá habría quedado como un experimento pasajero.
Sepultura
Brasil no estaba en el mapa del metal mainstream hasta que Sepultura decidió que el thrash podía hablar con otro acento. Con Arise en 1991 ya daban señales de algo diferente, pero fue Chaos A.D. de 1993 el que los plantó en el groove metal. Max Cavalera y compañía tomaron los ritmos sincopados que flotaban en el aire y los cruzaron con percusiones que parecían sacadas de las calles de Belo Horizonte. “Refuse/Resist” no solo era un puñetazo político; también mostraba cómo el groove podía sonar global y visceral. Sepultura amplió el lienzo del género, demostrando que no estaba atado a un solo continente.
Machine Head
En 1994, cuando el metal aún buscaba su lugar tras el auge del grunge, Machine Head llegó con Burn My Eyes. Robb Flynn tenía un pie en el thrash de la Bay Area, pero lo que construyó con su banda miraba hacia otro lado: riffs que no se agotaban en velocidad, sino que se quedaban dando vueltas en la cabeza. “Davidian” no era solo una canción; era una declaración de que el groove metal podía ser tan crudo como cerebral. Machine Head tomó lo que Pantera y otros habían puesto sobre la mesa y lo llevó a un terreno más oscuro, asegurando que el estilo no se estancara en una sola fórmula.
Lamb of God
Lamb of God no inventó el groove metal, pero lo recogió cuando empezaba a perder fuelle y le dio un segundo aire. Desde sus días como Burn the Priest hasta As the Palaces Burn en 2003, Randy Blythe y los suyos encontraron la manera de mezclar la pesadez rítmica con una precisión que cortaba como navaja. Ashes of the Wake de 2004, con tracks como “Laid to Rest”, mostró que el groove podía evolucionar sin perder su esencia. Fueron el puente entre los 90 y la New Wave of American Heavy Metal, manteniendo el estilo relevante para una generación que no vivió sus inicios.
Exhorder
Aquí entra el debate: Exhorder no llenó estadios ni vendió millones, pero su sombra es larga. Slaughter in the Vatican de 1990 salió antes que los clásicos de Pantera, y muchos dicen que ahí está el germen del groove metal. Los riffs de Kyle Thomas y Vinnie LaBella tenían ese balance entre thrash y algo más lento, más masticable, que luego se volvería marca del género. Aunque el tiempo los dejó en un rincón menos iluminado, su influencia está en la conversación cada vez que alguien pregunta quién empezó todo esto. Exhorder es el titan olvidado que merece su lugar.
Por qué estos cinco
Pantera puso la primera piedra, Sepultura le dio un pasaporte internacional, Machine Head lo mantuvo vivo en los 90, Lamb of God lo trajo al siglo XXI y Exhorder plantó una semilla que otros cosecharon. Juntos, abarcan el nacimiento, la expansión y la renovación del groove metal. No son solo nombres en una lista; son capítulos de una historia que se escribió con amplificadores al rojo vivo y cintas desgastadas de tanto reproducirse. Si el groove metal sigue teniendo eco, es porque estas cinco bandas lo construyeron desde ángulos distintos, pero con un mismo instinto: hacer que el metal se sienta en las tripas.