Este subgénero de metal te dará pesadillas › Heavy Mextal
mié. Abr 30th, 2025

El metal, con su vasta red de subgéneros, ha explorado desde himnos triunfales hasta los rincones más oscuros de la psique humana, pero pocos estilos logran perturbar como el black metal atmosférico. Surgido en los años 90 como una evolución del black metal tradicional, este subgénero combina la crudeza del sonido noruego con paisajes sonoros expansivos que evocan desolación y lo sobrenatural. Bandas como Burzum y Wolves in the Throne Room han moldeado un nicho que, según plataformas como Bandcamp, ha visto un repunte en streams y ventas en los últimos cinco años, reflejando un creciente apetito por experiencias auditivas que trascienden lo musical para instalarse en lo visceral. Este artículo se adentra en cómo el black metal atmosférico construye su aura inquietante, un terreno donde la música no solo se escucha, sino que se siente como un eco de lo innombrable.

La clave está en su uso del espacio sonoro como arma. A diferencia del thrash o el death metal, que apuestan por la velocidad o la brutalidad directa, este estilo despliega capas de guitarras que reverberan como viento helado sobre tundra abandonada. Temas como “Filosofem” de Burzum, grabado en 1993 con una producción deliberadamente cruda, emplean repeticiones hipnóticas que parecen disolver el tiempo, mientras la voz de Varg Vikernes rasga el aire como un lamento atrapado en el vacío. Es una fórmula que no busca agredir de inmediato, sino envolver al oyente en una sensación de aislamiento que se cuela bajo la piel.

El componente visual y conceptual refuerza esa atmósfera opresiva. Las portadas, a menudo monocromáticas y cargadas de imágenes de bosques neblinosos o ruinas, actúan como un portal hacia el universo sonoro. Bandas como Alcest, con piezas como “Écailles de Lune (Part I)” de 2010, tejen narrativas que oscilan entre lo onírico y lo pesadillesco, usando acordes menores y dinámicas que suben y bajan como olas en un mar nocturno. Aquí, la música se convierte en un lienzo para visiones de mundos deshabitados o presencias que acechan fuera del alcance de la luz.

La incorporación de elementos no convencionales añade otra capa de tensión. El uso de sintetizadores o grabaciones de campo —viento, cuervos, pasos sobre nieve— en discos como *A Dawn to Fear* (2019) de Cult of Luna, aunque con raíces en el post-metal, comparte con el black metal atmosférico esa obsesión por evocar lo intangible. Estos sonidos funcionan como un puente entre lo real y lo espectral, haciendo que el oyente dude si lo que escucha es música o un fragmento de algo que no debería estar ahí.

La lírica, cuando está presente, completa el cuadro con imágenes que rozan lo cósmico y lo existencial. En “De Praestigiis Angelorum” de VI (2015), las letras en francés susurran sobre entidades antiguas y planos de realidad fracturados, mientras la instrumentación teje una telaraña sónica que parece colapsar bajo su propio peso. Es un subgénero que no ofrece catarsis, sino una inmersión en la inquietud, un reflejo auditivo de esas noches en que el sueño se quiebra y la mente vaga por territorios que preferiría evitar.

By Yussel Barrera

Jefe de información de Heavy Mextal/ Músico semiretirado de la escena under de Iztapalapa; dejé la guitarra para tomar la pluma y trazar historias en lugar de un solo./ Contacto: [email protected]/ Facebook: https://www.facebook.com/tizzn

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