En medio de la controversia generada por el reciente cambio de nombre del Golfo de México a “Golfo de América” en plataformas como Google Maps, el líder de Green Day, Billie Joe Armstrong, ha expresado su descontento a través de sus redes sociales. Esta modificación, impulsada por una orden ejecutiva del presidente Donald Trump, ha suscitado críticas tanto de figuras públicas como de autoridades mexicanas.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó la Orden Ejecutiva 14172 el 20 de enero de 2025, instruyendo al Departamento del Interior a adoptar el nombre “Golfo de América” para la porción de la plataforma continental estadounidense en el golfo. Esta decisión ha sido implementada en diversas plataformas digitales, incluyendo Google Maps, lo que ha intensificado la polémica. Además, el 9 de febrero de 2025, Trump proclamó esa fecha como el primer “Día del Golfo de América”. 
La presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, ha manifestado su oposición a esta alteración toponímica y ha advertido sobre la posibilidad de emprender acciones legales contra Google si la compañía no revierte el cambio. Sheinbaum enfatizó que no existe una norma internacional que respalde esta modificación y que el nombre “Golfo de México” ha sido reconocido desde 1607. Además, señaló que la proclamación del presidente Trump solo se aplica a la plataforma continental de Estados Unidos, no a la totalidad del golfo. 
Postura crítica
Billie Joe Armstrong, conocido por su postura crítica hacia decisiones gubernamentales controvertidas, ha utilizado previamente su música y plataformas para manifestar su desacuerdo. En 2004, Green Day lanzó la canción “American Idiot”, una crítica abierta a la política estadounidense de la época. Más recientemente, Armstrong compartió en su cuenta de Instagram una publicación titulada “Hola México !! Idiota americano en México”, durante su visita al país en noviembre de 2024, lo que refleja su continua disposición a abordar temas políticos y sociales a través de su arte y presencia en redes.
La polémica en torno al cambio de nombre del golfo ha generado un amplio debate sobre la soberanía y la identidad cultural, evidenciando cómo las decisiones políticas pueden influir en la percepción geográfica y en las relaciones internacionales.
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