5 canciones de metal español que harán volar tu imaginación › Heavy Mextal
mar. Mar 25th, 2025

El eco de las guitarras resuena en un local abarrotado de Carabanchel mientras el humo de los cigarrillos dibuja figuras en el aire. Afuera, la ciudad aún digiere los restos de una dictadura que se desmoronó siete años antes, y dentro, una generación encuentra en el metal un lenguaje para descifrar su realidad. El heavy metal español, nacido en los márgenes de una Transición cargada de tensiones, no solo respondió al cambio político; también abrió un espacio donde la imaginación podía correr sin bridas, entre riffs que golpeaban como martillos y letras que pintaban mundos más allá de lo cotidiano. Décadas después, esas canciones siguen siendo ventanas a universos que desafían el tiempo.

No se trata solo de ruido o rebeldía. El metal español de esa época, forjado en un país que despertaba de un letargo autoritario, llevaba consigo una carga de historias, mitos y reflexiones que invitaban a los oyentes a mirar más allá de sus calles. Desde himnos que evocan resistencia hasta relatos que rozan lo fantástico, estas cinco canciones, todas de bandas clave de la escena, muestran cómo el género supo tejer narrativas que despiertan la mente. Aquí no hay adornos vacíos: cada tema tiene un porqué, un contexto y una razón para ocupar este espacio.

1. “El juglar” – Ñu (1978)

José Carlos Molina fundó Ñu en 1974, cuando el franquismo aún apretaba, y para 1978, con Cuentos de ayer y de hoy, ya dejaba claro que su música no se quedaba en la superficie. “El juglar” abre el disco con una flauta que parece sacada de un bosque medieval, antes de que las guitarras de Rosendo Mercado —sí, el mismo de Leño, que tocó aquí antes de formar su banda— entren a dar peso. La letra cuenta la historia de un trovador que recorre aldeas, llevando noticias y sueños a un pueblo oprimido. 

La elección de esta canción responde a su capacidad para trasladarte a otra época. En un momento en que España apenas comenzaba a respirar tras la dictadura, Ñu usó el pasado como un espejo para hablar del presente, mezclando folk y rock duro. Escucharla es imaginarte en un camino polvoriento, con el juglar como guía, mientras las notas tejen una escena que no necesita pantalla para cobrar vida. Según Molina en una entrevista para Rock Estatal (2015), “queríamos que la música contara algo, que no fuera solo ruido”. Y lo lograron.

2. “Los rockeros van al infierno” – Barón Rojo (1982)

Barón Rojo grabó Volumen brutal en Londres, en los estudios de Ian Gillan, y cuando salió en 1982, España ya era una democracia joven pero frágil. “Los rockeros van al infierno” no es un tema de fantasía épica, sino una sátira mordaz que juega con la moralidad impuesta. Sherpa canta sobre cómo los rockeros, esos “desviados” según los puritanos, están destinados al fuego eterno, pero lo hace con un tono que invita a reírte de las reglas en vez de temerlas.

Lo que hace especial a esta canción es su giro imaginativo: convierte una crítica social en un viaje mental donde el infierno suena más como una fiesta que como un castigo. Los riffs de los hermanos De Castro y el ritmo galopante te llevan a visualizar una procesión de melenudos desafiando a los guardianes de la tradición. En un país que aún lidiaba con los ecos de la censura, Barón Rojo usó el humor y el metal para abrir una puerta a la libertad creativa. No por nada tocaron en Reading ese año junto a Iron Maiden: sabían cómo hacer que una idea despegara.

3. “Va a estallar el Obús” – Obús (1981)

Obús llegó en 1981 con Prepárate, un disco que pegaba como un puñetazo en la mesa. “Va a estallar el Obús” arranca con una intro de bajo que parece anunciar una tormenta, y cuando Fortu Sánchez entra con su voz rasgada, sientes que algo grande está a punto de suceder. La letra habla de un arma a punto de detonar, una metáfora que puede leerse como la rabia contenida de una generación o como una explosión literal en un campo de batalla imaginario.

Esta canción destaca porque te empuja a construir tu propia historia. ¿Es una revolución? ¿Un ataque? ¿O solo la liberación de una energía que llevaba años atrapada? En el contexto del 23-F, cuando un golpe de Estado amenazó la democracia, el tema resonó con quienes veían el futuro como un polvorín. El periodista Jesús Ordovás, en Historia del rock español (1987), apunta que Obús “daba voz a los que no encajaban en la Movida”. Escucharla hoy es dejar que tu mente pinte el cuadro: el obús está listo, y tú decides qué pasa cuando estalla.

4. “El tren” – Leño (1979)

Leño no era metal puro, pero su debut homónimo de 1979, producido por Teddy Bautista, traía una crudeza que preparó el terreno para el género. “El tren” narra la historia de alguien que sube a un vagón sin saber a dónde va, con versos que destilan incertidumbre y un riff que te mantiene en movimiento. Rosendo Mercado, en su voz y guitarra, captura la sensación de estar perdido pero seguir adelante, algo que pegaba fuerte en una España que aún buscaba rumbo tras Franco.

La canción funciona como un disparador de imágenes mentales porque no te da respuestas. ¿Es un viaje real o una metáfora de la vida? ¿Hacia dónde va ese tren? En una entrevista con Rolling Stone España (2008), Rosendo dijo: “Habíamos vivido años grises, y queríamos que la música reflejara eso, pero también que diera aire”. Escuchar “El tren” es montarte en ese vagón y dejar que tu cabeza complete el paisaje: estaciones abandonadas, rostros borrosos, un destino que nunca se revela.

5. “Preparan” – Ñu (1978)

Volvemos a Ñu porque Cuentos de ayer y de hoy merece un segundo vistazo. “Preparan” cierra el disco con una atmósfera que mezcla tensión y misterio. La flauta de Molina y las guitarras crean una sensación de ritual, mientras la letra describe a un grupo que “prepara” algo —un ataque, una ceremonia, quién sabe—. Es un tema que no explica, sino que sugiere, dejando el resto a quien escucha.

Elegí esta canción porque te lleva a un terreno donde la imaginación no tiene límites. En 1978, con la Constitución recién aprobada, España estaba en un punto de inflexión, y “Preparan” parece capturar esa espera colectiva, ese “algo” que está por venir. El historiador musical Salvador Domínguez, en Bienvenidos al infierno (1997), señala que Ñu “mezclaba lo antiguo con lo nuevo como nadie”. Al ponerla, te ves en una colina, observando figuras encapuchadas alrededor de una fogata, y lo que pase después depende de ti.

Por qué estas cinco y no otras

La escena del metal español tiene decenas de temas que podrían estar aquí, pero estas canciones —“El juglar”, “Los rockeros van al infierno”, “Va a estallar el Obús”, “El tren” y “Preparan”— comparten una chispa: no solo suenan, sino que te hacen ver. Ñu aporta dos porque su debut marcó un antes y un después en cómo el rock duro español jugó con la narrativa. Barón Rojo y Obús representan la explosión del metal en la democracia, mientras Leño conecta los 70 con lo que vendría después. Todas nacieron en un periodo —1978-1982— donde la música era un lienzo para plasmar lo que las palabras solas no podían.

No están aquí para llenar espacio ni por nostalgia. Cada una ofrece un viaje distinto: un juglar medieval, un infierno burlón, un obús a punto de reventar, un tren sin destino y un ritual en sombras. Si las escuchas con los ojos cerrados, no solo oyes metal; te metes en historias que tu mente termina de escribir. Y eso, en un país que aprendió a soñar de nuevo tras décadas de silencio, es lo que hace al metal español algo único.

By Braulio Carbajal

CEO-Editor de Heavy Mextal/ Periodista de economía, pero con alma de metal. "If there's a new way, i'll be the first in line..."/ Contacto: [email protected] o [email protected]/ Facebook: https://www.facebook.com/braulio.carbajalbucio

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