A inicios de este año, específicamente el 9 de febrero, Hacavitz volvió a emerger como una tormenta de destrucción con su último álbum: “Muerte”. Este trabajo que vio la luz (o las sombras) bajo el sello Vomit Records, marcó el regreso de esta leyenda del metal mexicano después de siete años de silencio, y es una obra maestra que encapsula la esencia de la muerte en cada acorde y cada grito.
“Muerte” es una sinfonía de oscuridad y desesperación, donde cada canción se entrelaza para formar un tapiz sonoro que nos lleva a través de los rincones más oscuros del alma humana. La producción del álbum tiene esa suciedad impecable que tanto nos gusta, con una mezcla que permite que cada instrumento brille en su propia luz sombría.
Las guitarras, con su tono crudo y afilado, crean paisajes sonoros que evocan imágenes de desolación y ruina. La batería, con su ritmo implacable, marca el paso de una marcha fúnebre que resuena en lo más profundo de nuestro ser.
Es imposible no rendirse ante lo aplastante de temas como Primera Muerte, que es el arranque de una sinfonía la muerte, que es completada por cinco temas más: Hiaretikos Nicte, Moonstench, Voivodvz, Tsontekotl Ika Tletl y Conticinium.
El alma de Hacavitz es su líder y vocalista, Antimo Buonnano, una leyenda del metal mexicano. Su voz, gutural y poderosa, es el grito de una entidad que ha visto más allá del velo de la vida y ha regresado para contarnos sus secretos.
Antimo no solo aporta su voz, sino también su maestría en la guitarra y el bajo, tejiendo una red de sonidos que atrapan al oyente en un viaje oscuro y visceral, que apoyado por César Sánchez en la batería, formaron un equipo que destila pura energía y técnica.
Las letras, cargadas de simbolismo y oscuridad, nos hablan de la muerte no solo como un fin, sino como una transformación, un paso hacia lo desconocido. Hacavitz ha logrado capturar la esencia del black y death metal de antaño, pero con una frescura y una intensidad que revitalizan el género.
“Muerte”, desde un punto de vista particular, es una experiencia que nos enfrenta a nuestra propia mortalidad y nos invita a abrazar la oscuridad que todos llevamos dentro.