El death metal surgió en la década de 1980 como una evolución del thrash metal y el hardcore punk, con bandas que buscaban explorar terrenos sonoros más extremos. Con un enfoque en la velocidad, la brutalidad y temáticas que abordaban la muerte, el horror y la blasfemia, este género se estableció rápidamente como una de las formas más intensas del metal.
Los orígenes: Del thrash al death metal
El death metal debe mucho a bandas pioneras del thrash metal como Slayer, Possessed y Celtic Frost, que a mediados de los 80 introdujeron elementos más agresivos en su música. En particular, Possessed lanzó en 1985 el álbum Seven Churches, considerado por muchos como el primer disco de death metal debido a su velocidad, guturales y temática oscura. Paralelamente, Death, banda liderada por Chuck Schuldiner, publicó Scream Bloody Gore en 1987, un disco fundamental en la consolidación del sonido del género.
La consolidación del sonido
Durante los años 80 y principios de los 90, el death metal tomó diversas formas con escenas en diferentes regiones. En Florida, bandas como Morbid Angel, Obituary y Deicide dieron forma al sonido clásico con riffs intrincados, baterías vertiginosas y voces profundamente guturales. En Suecia, grupos como Entombed y Dismember incorporaron una distorsión única y una aproximación más cruda y melódica. Estos dos enfoques dominaron la evolución del género y sirvieron de inspiración para futuras generaciones.
Impacto y legado
El death metal se convirtió en una de las expresiones más extremas del metal, atrayendo a una base de seguidores fieles y generando subgéneros como el technical death metal, el brutal death metal y el death melódico. A pesar de su naturaleza underground, el género ha dejado una huella indeleble en la historia de la música extrema, con bandas como Cannibal Corpse, Nile y Behemoth expandiendo sus límites y ganando reconocimiento a nivel mundial.
Hoy en día, el death metal sigue siendo una fuerza vibrante dentro del metal, evolucionando constantemente y manteniendo su estatus como el género más brutal y desafiante de la música extrema.