La fiebre de los Ghosties por el nuevo lanzamiento de Ghost en Mexico › Heavy Mextal
mar. May 13th, 2025

Cuando el reloj marcó la medianoche, el corazón de la Colonia Roma latió al ritmo de una devoción casi religiosa. En la esquina de Álvaro Obregón, frente a las puertas de La Roma Records, una marea de decenas de almas, autoproclamadas “Ghosties”, celebró un ritual único: el lanzamiento exclusivo de Skeletá nuevo material de Ghost, la banda sueca que ha convertido el rock teatral en una liturgia global. México, como el primer país de América Latina en vender este codiciado disco, se convirtió en el epicentro de una fiesta pagana donde la música, la estética y el fanatismo se fusionaron en una experiencia inolvidable.

Desde las 9 de la mañana del 24 de abril, el primer Ghostie, envuelto en una capa negra y con el rostro pintado al estilo del Papa Emeritus, plantó su bandera en la acera. No estaba solo por mucho tiempo. Decenas de fans, caracterizados con la icónica indumentaria de la banda, comenzaron a llegar, transformando la calle en un desfile de mitras doradas, máscaras de Nameless Ghouls, túnicas clericais y maquillaje blanco con ojos hundidos en negro. Algunos lucían réplicas exactas de los trajes de Cardinal Copia, con chaquetas rojas y sombreros de ala ancha; otros, más puristas, rendían homenaje a los primeros Papas con capas bordadas y báculos improvisados. Las camisetas de “Opus Eponymous” y “Meliora” convivían con parches cosidos a mano, pines con el logo del Grucifix y collares con relicarios que guardaban “cenizas” simbólicas de la banda. Era un espectáculo visual, una procesión de fieles que parecían haber escapado de una catedral gótica para rendir culto a su ídolo.

La comunidad de Ghosties demostró una organización digna de su fervor. Se turnaban para ir a los restaurantes cercanos, donde los meseros, con una mezcla de curiosidad y amabilidad, les permitían usar los baños o recargar energías con un café. “Nos trataron como familia”, comentó Ana, una Ghostie de 27 años con una máscara de Ghoul plateada, mientras compartía una bandeja de tacos con sus compañeros de fila. La camaradería era palpable: algunos intercambiaban estampas con ilustraciones de Tobias Forge como Papa Nihil, otros regalaban pulseras tejidas con el símbolo de la banda. En un rincón, una banda de covers improvisada, armada solo con un cajón peruano, un teclado y una guitarra acústica, interpretaba versiones acústicas de “Square Hammer” y “Cirice”. La multitud cantaba al unísono, convirtiendo la espera en un concierto espontáneo bajo las luces de la Roma.

A pocos minutos de la medianoche, el staff de La Roma Records apareció, organizaron la fila y repartieron fichas numeradas hasta el 140, sellando el destino de los últimos en llegar, quienes se quedaron sin boleto y observaban con melancolía desde la acera. La emoción creció cuando la cuenta regresiva comenzó, coreada por la multitud: “¡Diez, nueve, ocho…!”. A las 00:01, las puertas se abrieron, y los Ghosties entraron en grupos de cinco, como si ingresaran a un santuario. Cada uno podía llevarse una copia por formato: un vinilo americano edición Indie Store en un hipnótico color violeta ($900 MXN), un CD estándar ($450 MXN) o un cassette color hueso ($400 MXN). Las 140 copias, reliquias para los coleccionistas, se agotaron en minutos.

La Roma Records, desde su apertura en 2012, ha sido más que una tienda: es un templo para los melómanos y, en particular, para los devotos de Ghost. Su catálogo, que incluye joyas como el vinilo mitad azul/blanco de “Opus Eponymous” o la edición dorada de “Prequelle”, es un imán para los coleccionistas. La tienda, con su fachada de madera y su interior repleto de vinilos, cassettes y memorabilia, ha sido testigo de momentos icónicos. En 2018, por ejemplo, un standee de Cardinal Copia presidió una rifa para un viaje a Nueva York, y aún hoy los fans recuerdan la lona de “Prequelle” que cubrió la tienda como un estandarte.

La noche del 25 de abril no fue solo una venta de discos; fue una celebración de la identidad Ghostie. Cada fan, con su maquillaje, sus túnicas y su pasión desbordante, encarnó el espíritu de una banda que trasciende la música para convertirse en un estilo de vida. Mientras los últimos compradores salían abrazando sus vinilos, la calle seguía vibrando con cánticos y risas. En la Roma, la medianoche fue eterna, y los Ghosties, con sus reliquias en mano, regresaron a casa como peregrinos que habían tocado lo sagrado.

By Yussel Barrera

Jefe de información de Heavy Mextal/ Músico semiretirado de la escena under de Iztapalapa; dejé la guitarra para tomar la pluma y trazar historias en lugar de un solo./ Contacto: [email protected]/ Facebook: https://www.facebook.com/tizzn

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