La historia de Dave Mustaine no solo se define por su papel esencial en el desarrollo del thrash metal con Megadeth, sino también por una extensa lista de conflictos con otros músicos, muchos de los cuales han quedado registrados en entrevistas, memorias y declaraciones públicas. La figura de Mustaine, lejos de encarnar la diplomacia, ha cultivado una reputación marcada por el desencuentro, la fricción creativa y una personalidad intransigente. Estos enfrentamientos no son anécdotas marginales: forman parte del entramado cultural del metal y revelan una lógica interna donde el ego, la visión artística y las heridas del pasado tienen un peso considerable.
Uno de los conflictos menos conocidos pero particularmente tensos ocurrió con miembros de Dissection, banda sueca de black/death metal liderada por Jon Nödtveidt. Mustien vetó a la banda como telonera de Megadeth en una gira europea de los años 2000, debido a los antecedentes criminales de Nödtveidt y su afiliación con el Misanthropic Luciferian Order. La decisión causó malestar en la escena escandinava, al punto que la banda de black metal se declaró enemiga de Dave Mustaine.
Un caso llamativo en el terreno del hard rock se dio durante la gira conjunta de Megadeth con Aerosmith a mediados de los noventa. La diferencia generacional y estilística entre ambas bandas se vio agravada por tensiones fuera del escenario al no permitirles usar su equipo en los conciertos donde le abrían a los autores de “Dream On”. Mustaine relató en una entrevistas que la banda de Steven Tyler yen is poco tiempo de vida y por ello Megadeth no tocaba mucho tiempo en el escenario, lo que causó su salida del tour.
Testament también fue parte de la lista de enemigos de Mustaine, ya que estas dos bandas de thrash al compartir gira con Judas Priest tuvieron fricciones ya que Mustaine no quería que la banda de Chuck Billy usara su equipo completo. Sin embargo, Rob Halford al enterarse de este echo intervino para que Testament usara su equipo completo a pesar de la molestia de Mustaine.
Otro episodio ampliamente comentado fue la disputa con Kerry King, guitarrista de Slayer, quien formó parte de Megadeth en sus primeros meses de existencia. La colaboración fue breve, y Mustaine nunca ocultó su disgusto por la decisión de King de regresar a Slayer después de un par de shows. Años después, en entrevistas cruzadas, ambos intercambiaron críticas: Mustaine lo llamó desleal y King lo acusó de tener un ego imposible de manejar. La tensión se mantuvo por años, aunque en tiempos recientes ambos han optado por la indiferencia más que por el ataque frontal.
El caso de David Ellefson, bajista original de Megadeth, expone el carácter cíclico y volátil de muchas relaciones en torno a Mustaine. Ellefson fue despedido en 2021 tras un escándalo de índole sexual, a pesar de haber defendido públicamente su inocencia. Mustaine justificó la decisión como una medida “profesional” para proteger la imagen de la banda, pero diversos analistas y músicos del entorno interpretaron la situación como un síntoma de una relación que llevaba años marcada por las disputas económicas y el desequilibrio de poder interno. La salida de Ellefson puso fin a una de las asociaciones más duraderas en la historia del metal, sin espacio para la reconciliación.
Con Nick Menza, el baterista que tocó en discos clave como Rust in Peace y Countdown to Extinction, la relación también fue problemática. Aunque Menza fue parte del momento de mayor éxito comercial de Megadeth, su salida estuvo rodeada de versiones encontradas. Mustaine alegó problemas de salud; Menza replicó que fue despedido de forma inesperada. Antes de su fallecimiento en 2016, ambos mantenían contacto intermitente, pero nunca concretaron una reunión definitiva.
El punto más icónico en la historia de los desencuentros de Mustaine sigue siendo su separación de Metallica en 1983. Expulsado por problemas de conducta vinculados al abuso de alcohol y a su temperamento explosivo, Mustaine emprendió un camino paralelo con la creación de Megadeth. Lo que siguió fue una rivalidad de proporciones casi mitológicas. Mustaine acusó durante años a Lars Ulrich y James Hetfield de apropiarse de riffs y composiciones que él había aportado en los primeros días de Metallica. Aunque hubo acercamientos puntuales, como el histórico concierto de The Big Fouro su participación en el documental Some Kind of Monster, las heridas nunca terminaron de sanar. Más que una enemistad tradicional, lo que se cristalizó fue una narrativa de competencia perpetua, donde cada nuevo disco, gira o declaración alimentaba un duelo simbólico entre dos visiones del thrash metal.