La década de los 90 no fue solo el auge del grunge; en las frías y oscuras tierras de Noruega, una revolución musical se gestaba, llevando el black metal desde un fenómeno underground extremo a una fuerza cultural global. Caracterizado por sus riffs de tremolo picking, voces chillonas, y una atmósfera lo-fi y gélida, el black metal de la segunda ola definió una estética de rebelión, oscuridad y paganismo. Estas cinco bandas no solo dominaron la escena en los años 90, sino que moldearon para siempre el sonido y la imagen del metal más extremo.
1. Mayhem: el caos fundamental y absoluto
Si hablamos de prominencia en los 90, Mayhem es ineludible. Aunque su historia está marcada por la tragedia y la controversia, su música sentó las bases sónicas del género. Su álbum debut, “De Mysteriis Dom Sathanas” (1994), es considerado por muchos como la obra cumbre del black metal.
Con el difunto Euronymous a la guitarra y Attila Csihar en la voz, canciones como “Freezing Moon” capturaron una atmósfera de frialdad ritualística y malicia pura. Su influencia no reside solo en su música, sino en haber sido el núcleo fundacional de la escena noruega.
2. Darkthrone: el retorno a la crudeza primitiva
Mientras otras bandas exploraban la sinfonía, Darkthrone tomó la dirección opuesta, abrazando una estética intencionadamente cruda y despojada. Inicialmente una banda de death metal, se convirtieron en los abanderados del sonido más “True Norwegian Black Metal”.
Su trilogía esencial de principios de los 90 es una catequesis de la crudeza. El álbum “Transilvanian Hunger” (1994) y la canción homónima son el epítome de la simplicidad hipnótica: riffs gélidos, un sonido de batería monocromático y una voz penetrante que evocan una desesperanza helada. Su popularidad se disparó precisamente por su autenticidad anti-comercial.
3. Emperor: la sinfonía de la oscuridad
Si Darkthrone optó por la simplicidad, Emperor demostró la ambición sinfónica que el black metal podía alcanzar. Liderada por el vocalista y guitarrista Ihsahn, la banda fusionó la ferocidad del black metal con teclados épicos y arreglos orquestales complejos.
Su álbum “In the Nightside Eclipse” (1994) es una obra maestra de la complejidad oscura, llevando al oyente a un reino de fantasía satánica y grandiosa. Canciones como “I Am the Black Wizards” establecieron el estándar para el black metal sinfónico y demostraron que el género podía ser técnicamente brillante y atmosféricamente denso al mismo tiempo.
4. Burzum: la creación de la atmósfera disonante
El proyecto unipersonal de Varg Vikernes, Burzum, fue fundamental en la popularización del aspecto más atmosférico y minimalista del black metal. Aunque su notoriedad se debe a su historia personal, su música es indiscutiblemente influyente.
El álbum “Filosofem” (1996), grabado con un equipo intencionadamente barato, creó una sensación de distancia y melancolía que se convirtió en una plantilla para el posterior black metal atmosférico. La extensa y repetitiva “Jesu Død” es una muestra de cómo Burzum usó la distorsión y la producción cruda para generar una profunda sensación de vacío y desesperación.
5. Immortal: la mitología del frío glacial
Immortal se distinguió de sus contemporáneos por centrar sus letras no en temas satánicos, sino en la mitología de un reino glacial llamado Blashyrkh. Su imagen icónica, con corpse paint estilizado y una temática de fantasía gélida, se hizo extremadamente popular.
Álbumes como “Blizzard Beasts” (1997) mostraron una inclinación hacia el speed y el death metal, pero su álbum “Pure Holocaust” (1993) es donde su sonido se consolidó. Canciones como “Unsilent Storms in the North Abyss” capturan la esencia del frío y la furia, haciendo de Immortal la banda que llevó la teatralidad del black metal a una épica más accesible y dinámica.