5 bandas para que conozcas el black metal sinfónico › Heavy Mextal
mié. Abr 30th, 2025
Emperor

El black metal nació como un rugido primal en las frías tierras escandinavas de los años 80 y 90, un género definido por su crudeza, sus blast beats implacables y un aura de nihilismo que desafiaba todo lo establecido. Guitarras afiladas como navajas, baterías que parecían tormentas desatadas y voces que evocaban lamentos desde el inframundo eran su sello.

Pero con el tiempo, algunos músicos decidieron llevar esa ferocidad a un nuevo terreno, uno donde la brutalidad se encuentra con la armonía. Así surgió el black metal sinfónico, un subgénero que fusiona la esencia visceral del estilo original con arreglos orquestales, teclados y estructuras que rozan lo cinematográfico. Este contraste entre lo salvaje y lo melódico ha dado vida a bandas que han marcado la evolución del metal extremo. Si buscas adentrarte en este mundo, aquí te presento cinco grupos esenciales para explorar el black metal sinfónico, cada uno con su propio enfoque y legado.

1. Dimmu Borgir: La grandeza de lo teatral

Noruega, cuna del black metal, vio nacer a Dimmu Borgir en 1993. Lo que comenzó como un proyecto más bien tradicional pronto se transformó en un referente del black metal sinfónico. Con su álbum Enthrone Darkness Triumphant de 1997, la banda dio un salto hacia producciones más elaboradas, donde los teclados y las orquestaciones se convirtieron en protagonistas junto a los riffs y las voces guturales de Shagrath. Canciones como “Mourning Palace” muestran cómo lograron equilibrar la agresividad del género con coros que podrían sonar en una catedral gótica. A diferencia del black metal primigenio, grabado en condiciones crudas y con un enfoque minimalista, Dimmu Borgir apostó por un sonido pulido que no teme abrazar lo épico. Su evolución continuó con discos como Death Cult Armageddon (2003), grabado con la Orquesta Sinfónica de la Radio Checa, un paso que demuestra hasta dónde puede llegar esta fusión de brutalidad y sinfonía. Para quienes buscan una puerta de entrada al subgénero, este grupo ofrece un punto de partida accesible y ambicioso.

2. Emperor: Los pioneros de la complejidad

Si hay una banda que marcó el camino del black metal sinfónico, esa es Emperor. Formada en 1991 también en Noruega, este grupo liderado por Ihsahn y Samoth tomó la crudeza del black metal de los 90 y la elevó con arreglos que desafían las expectativas. Su disco debut, In the Nightside Eclipse (1994), es considerado una obra fundacional. Aquí, los teclados no solo adornan, sino que construyen atmósferas que transportan al oyente a paisajes helados y místicos. Temas como “I Am the Black Wizards” combinan blast beats frenéticos con pasajes melódicos que contrastan con la simplicidad abrasiva de bandas como Burzum o Darkthrone, contemporáneas de la escena. Emperor no se conformó con repetir fórmulas: discos posteriores como Anthems to the Welkin at Dusk (1997) muestran una evolución hacia estructuras más progresivas, con influencias clásicas que enriquecen su sonido. Aunque la banda se disolvió en 2001, su legado sigue siendo una referencia ineludible para entender cómo el black metal puede dialogar con la armonía sin perder su esencia.

3. Cradle of Filth: El terror hecho sinfonía

Desde el Reino Unido, Cradle of Filth irrumpió en 1991 con una propuesta que lleva el black metal sinfónico a un terreno teatral y gótico. Liderados por Dani Filth, cuya voz alterna entre alaridos agudos y narraciones susurrantes, el grupo encontró su identidad en discos como Dusk… and Her Embrace (1996). Este álbum teje historias de vampiros y decadencia con teclados que evocan bandas sonoras de películas de terror clásicas, mientras los riffs mantienen la ferocidad del black metal. A diferencia de la austeridad de los pioneros noruegos, que grababan en sótanos con equipos básicos, Cradle of Filth abrazó una producción más sofisticada que resalta el contraste entre lo crudo y lo armónico. Canciones como “A Gothic Romance (Red Roses for the Devil’s Whore)” son un ejemplo de cómo el grupo transforma la brutalidad en un espectáculo operístico. Su enfoque narrativo y su estética han dividido opiniones, pero nadie puede negar su influencia en el subgénero.

4. Septicflesh: La fusión con el death metal

Grecia no es el primer lugar que viene a la mente cuando se piensa en black metal, pero Septicflesh ha puesto a su país en el mapa con una visión única. Formada en 1990, esta banda combina el black metal sinfónico con elementos del death metal, creando un sonido denso y monumental. Su álbum The Great Mass (2011) es una prueba de su ambición: grabado con la Orquesta Filarmónica de Praga, el disco integra cuerdas, coros y percusiones sinfónicas con growls profundos y riffs pesados. Temas como “The Vampire from Nazareth” muestran cómo logran que la brutalidad conviva con arreglos que podrían acompañar una obra de música clásica. A diferencia del black metal tradicional, que prioriza la inmediatez y la aspereza, Septicflesh construye composiciones detalladas que invitan a múltiples escuchas. Su trayectoria, que incluye una pausa entre 2003 y 2007, demuestra una evolución constante hacia un estilo que trasciende las fronteras del género.

5. Opera IX: El misticismo italiano

Italia aporta su propia voz al black metal sinfónico con Opera IX, una banda fundada en 1988 que explora territorios místicos y paganos. Su álbum The Call of the Wood (1995) marcó su entrada en la escena, con teclados que crean atmósferas densas y la voz de Cadaveria, que aporta un toque distintivo con sus gritos y matices teatrales. A diferencia de la crudeza despojada de los primeros discos de Mayhem o Venom, Opera IX introduce pasajes melódicos que evocan rituales antiguos, manteniendo un pie en la agresividad del black metal. Su trabajo Sacro Culto (1998) lleva esta idea más lejos, con composiciones que alternan entre lo sombrío y lo etéreo. Aunque no alcanzan la grandiosidad orquestal de Dimmu Borgir, su enfoque más crudo y ambiental ofrece una perspectiva fresca. Tras la salida de Cadaveria en 2001, la banda continuó con nuevos vocalistas, como en Anphisbena (2004), adaptándose sin perder su identidad. Opera IX es ideal para quienes buscan un black metal sinfónico menos pulido pero cargado de personalidad.

El contraste que define al subgénero

El black metal sinfónico es un puente entre dos mundos. Por un lado, conserva la furia y la actitud desafiante del black metal original, ese sonido que surgió de grabaciones lo-fi y una filosofía de rechazo absoluto. Por otro, introduce armonías, orquestaciones y una sensibilidad melódica que lo aleja de la austeridad de sus raíces. Bandas como Dimmu Borgir, Emperor, Cradle of Filth, Septicflesh y Opera IX han demostrado que esta combinación no es una contradicción, sino una evolución natural. Cada una aporta algo único: la teatralidad, la complejidad, el terror, la fusión con otros géneros o el misticismo. Si quieres descubrir más sobre el black metal sinfónico, empieza con estos discos y déjate llevar por el choque entre lo brutal y lo sinfónico que define este fascinante subgénero.

By Yussel Barrera

Jefe de información de Heavy Mextal/ Músico semiretirado de la escena under de Iztapalapa; dejé la guitarra para tomar la pluma y trazar historias en lugar de un solo./ Contacto: [email protected]/ Facebook: https://www.facebook.com/tizzn

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *