El regreso definitivo de Black Sabbath a su ciudad natal, Birmingham, se perfila como uno de los momentos más significativos en la historia del heavy metal. El evento titulado Back To The Beginning, programado para el 5 de julio en Villa Park, agotó entradas en menos de diez minutos, gracias a una alineación histórica que incluye a Ozzy Osbourne, Tony Iommi, Geezer Butler y Bill Ward sobre el mismo escenario por primera vez en dos décadas. Además de la reunión clásica, el festival contará con participaciones de peso como Metallica, Slayer, Pantera y un supergrupo armado con figuras como Slash, Billy Corgan y Tom Morello. En ese contexto, la ausencia de Wolfgang Van Halen —quien había sido anunciado previamente como parte del cartel— representa una baja significativa tanto por la expectativa generada como por la carga simbólica que implicaba su participación.
Wolfgang, hijo del fallecido Eddie Van Halen, declinó su intervención debido a un conflicto de agenda con la gira de reunión de Creed, donde su proyecto Mammoth WVH actúa como acto de apertura. En entrevista con la estación WRIF de Detroit, explicó que no sería viable realizar ambos compromisos consecutivamente, pues el tour arranca justo al día siguiente. Semanas atrás, en conversación con Loudwire Nights, Wolfgang había manifestado entusiasmo por compartir escenario en un evento tan íntimamente conectado con la historia de su familia, destacando los lazos de su padre con Tony Iommi y su participación en la inducción de Ozzy al Salón de la Fama en 2024. Aquel momento lo vio interpretar “Crazy Train” junto a Andrew Watt, Maynard James Keenan, Chad Smith y Robert Trujillo, consolidando su presencia como un heredero musical en pleno ascenso. Su renuncia al evento no sólo implica un ajuste en la programación, sino que resignifica el lugar que ocupan los legados en las despedidas monumentales del género.