El speed metal, el precursor furioso del thrash metal y la base de gran parte del power metal, experimentó un resurgimiento electrizante en los años 2000. Mientras que la línea entre el speed y el power se hizo difusa, la esencia de la velocidad implacable, los riffs afilados y la alta melodía se mantuvo más fuerte que nunca. La nueva generación de bandas, y el retorno de los viejos maestros, llevó la agresión rápida y épica a una audiencia global. Estas cinco agrupaciones no solo fueron las más populares de los años 2000; impulsaron el género con una energía inigualable.
1. DragonForce: la velocidad ridícula y la técnica lúdica
Ninguna banda simboliza mejor la extravagancia del speed metal de los 2000 que DragonForce. Su estilo, a menudo llamado extreme power metal, se centraba en una velocidad vertiginosa, solos de guitarra ultrarrápidos y letras inspiradas en la fantasía épica y los videojuegos.
Su álbum “Inhuman Rampage” (2006) fue el fenómeno que los catapultó a la fama, gracias en gran parte al hit masivo “Through the Fire and Flames”. Esta canción, con su velocidad casi imposible y sus melodías de teclado y guitarra shred, se convirtió en un rito de paso para la nueva generación de metaleros, redefiniendo lo que significaba ser “rápido” en el metal.
2. Helloween: los pioneros de regreso a la velocidad
Aunque fundadores del power metal en los 80, la constante producción de álbumes de alta calidad y velocidad mantuvo a Helloween en la cima de la popularidad en los 2000. Demostraron que la vieja guardia podía rivalizar con la energía de los jóvenes.
Álbumes como “The Dark Ride” (2000) y “Rabbit Don’t Come Easy” (2003) continuaron su legado de riffs rápidos y coros monumentales. La canción “If I Could Fly” del primero capturó la esencia melódica y veloz que tanto atraía a las audiencias europeas y japonesas, probando que su fórmula de speed metal melódico seguía siendo impecable.
3. Gamma Ray: el poder del speed sin adulterar
Liderada por el influyente Kai Hansen, Gamma Ray fue otra banda de la vieja escuela que tuvo una inmensa popularidad y una consistencia envidiable en la nueva década. Su sonido siempre ha sido una forma de speed metal puro, con una fuerte inclinación al heavy metal tradicional y riffs de la vieja escuela.
El álbum “No World Order!” (2001) es una declaración de principios. La canción “Dethrone Tyranny” es un ejemplo de su habilidad para entregar riffs contundentes a toda velocidad, sin caer en la pomposidad de sus contemporáneos más sinfónicos. Hansen y compañía fueron los guardianes de la llama de la velocidad tradicional.
4. Firewind: el virtuosismo helénico
Firewind, el proyecto liderado por el guitarrista griego Gus G. (quien más tarde tocaría con Ozzy Osbourne), emergió como una de las sensaciones más prominentes del speed y power metal melódico en la segunda mitad de la década. Su sonido era pulido, técnicamente brillante y lleno de solos que demostraban la maestría neoclásica.
Su álbum “Allegiance” (2006), con el vocalista Apollo Papathanasio, fue su gran éxito. Canciones como “Falling to Pieces” se basaban en riffs muy rápidos y memorables, elevando a Gus G. como un nuevo titán de la guitarra y demostrando que el speed metal tenía un futuro técnico y melódico asegurado.
5. Sonata Arctica: la melancolía a la velocidad de la luz
Aunque caen predominantemente en el subgénero de power metal, los primeros trabajos de Sonata Arctica de Finlandia estaban saturados de la velocidad y la intensidad del speed metal con una marcada influencia neoclásica. Su popularidad en los 2000 fue masiva, especialmente en Europa y Asia, por su capacidad de mezclar la tristeza melancólica con tempos frenéticos.
Su álbum debut “Ecliptica” (1999) y su sucesor “Silence” (2001) son esenciales. Canciones como “FullMoon” son un torbellino de doble bombo y teclados rápidos, combinando la energía del speed metal con una profundidad emocional rara vez vista, lo que les dio un lugar especial en el corazón de la audiencia de la década.