Yngwie Malmsteen, el virtuoso guitarrista sueco que redefinió el heavy metal con su estilo neoclásico, ha forjado una carrera marcada por su obsesión por el control creativo y un enfoque solista que trasciende la dinámica tradicional de banda. Desde su irrupción en la escena estadounidense en 1982, Malmsteen ha colaborado con una serie de vocalistas de renombre, pero su relación con ellos ha sido a menudo tumultuosa, caracterizada por desencuentros y una visión artística que prioriza su guitarra por encima de todo. Este artículo explora la lista de cantantes que han dado voz a las composiciones de Malmsteen, desde sus inicios en bandas como Steeler y Alcatrazz hasta su decisión de asumir él mismo las tareas vocales en la última década. A través de esta cronología, se revela no solo la diversidad de talentos que han pasado por su proyecto, sino también las tensiones que han definido su trayectoria, marcadas por su exigencia de autonomía y una personalidad que, según algunos de sus excolaboradores, roza lo intratable.
El primer capítulo de Malmsteen en Estados Unidos lo llevó a Steeler, una banda de heavy metal emergente donde compartió escenario con Ron Keel. En 1983, Keel, con su voz potente y carismática, fue el frontman del álbum homónimo de la banda, un trabajo que, aunque crudo, mostró destellos del potencial de Malmsteen. Sin embargo, las diferencias musicales pronto lo alejaron del grupo, llevándolo a Alcatrazz, donde trabajó con Graham Bonnet, exvocalista de Rainbow. Bonnet, con su estilo melódico y teatral, dejó su marca en el debut de la banda, No Parole from Rock ‘n’ Roll (1983), y el álbum en vivo Live Sentence (1984). La relación entre ambos se fracturó debido a choques de ego, con Bonnet acusando a Malmsteen de acaparar la atención y Malmsteen señalando que el cantante saboteó su equipo en un concierto en Oklahoma. Este altercado marcó el fin de su colaboración y el inicio de la carrera solista de Malmsteen.
En 1984, Malmsteen formó Rising Force, el vehículo para su visión artística, y reclutó a Jeff Scott Soto para su álbum debut homónimo. Soto, con su versatilidad y raíces en el hard rock, aportó una energía fresca a canciones como “I’ll See the Light, Tonight”. Sin embargo, su paso fue breve, ya que Malmsteen, según Soto, lo veía más como un empleado que como un colaborador creativo. Para Marching Out (1985), Soto continuó, pero las tensiones crecieron, y su salida dejó claro que Malmsteen no toleraba figuras que buscaran destacar más allá de su guion.
En 1986, Mark Boals, con un registro agudo y técnico, tomó el relevo en Trilogy, un disco que muchos consideran el pináculo de la discografía de Malmsteen por su equilibrio entre virtuosismo y melodía. Boals, que regresaría en varias ocasiones (Alchemy en 1999 y Unleash the Fury en 2005), fue uno de los pocos vocalistas que mantuvo una relación intermitente con el guitarrista, aunque no exenta de críticas, como cuando señaló que Malmsteen sobrevaloraba sus habilidades vocales.
La llegada de Joe Lynn Turner en 1988 para Odyssey marcó un giro hacia un sonido más accesible, con un enfoque melódico que capitalizó la experiencia de Turner en Rainbow y Deep Purple. Canciones como “Heaven Tonight” mostraron su capacidad para adaptarse al estilo de Malmsteen, pero su despido tras el álbum en vivo Live in Leningrad (1989) se debió, según el guitarrista, a que Turner acaparaba demasiado protagonismo. Goran Edman, un vocalista sueco con un enfoque más técnico, asumió el rol en Eclipse (1990) y Fire & Ice (1992). Aunque Edman aportó una sensibilidad melódica que encajaba con el giro comercial de Malmsteen, el relativo fracaso de Eclipse y las críticas por su falta de innovación dejaron su paso en un segundo plano.
En 1994, Michael Vescera, conocido por su trabajo con Loudness, cantó en The Seventh Sign, un álbum que abrazó un enfoque más directo y cercano al power metal. La voz robusta de Vescera se alineó con la intensidad de temas como “Never Die”, pero su colaboración también fue efímera. Para Magnum Opus (1995) y Facing the Animal (1997), Malmsteen trabajó con Mats Leven, cuya versatilidad permitió al guitarrista explorar tanto el hard rock como matices más oscuros. Leven, aunque menos reconocido, es considerado por algunos fans como una de las voces más subestimadas en la carrera de Malmsteen. En 1996, el álbum de versiones Inspiration reunió a varios exvocalistas, incluyendo a Soto, Boals, Turner y Leven, en un gesto que, aunque nostálgico, no logró apaciguar las críticas de los cantantes hacia el carácter controlador de Malmsteen.
El nuevo milenio trajo a Doogie White, ex-Rainbow, para Attack!! (2002) y Unleash the Fury (2005). White, con su estilo clásico y emotivo, encajó en la propuesta neoclásica de Malmsteen, pero su salida reflejó el patrón de relaciones cortas con el guitarrista. En 2008, Tim “Ripper” Owens, conocido por su paso por Judas Priest, debutó en *Perpetual Flame*. La potencia vocal de Owens añadió un filo metálico a la música de Malmsteen, pero su colaboración terminó tras *Relentless* (2010), con Owens expresando frustración por la falta de libertad creativa. Desde entonces, Malmsteen decidió prescindir de vocalistas externos, asumiendo él mismo las voces en discos como Spellbound (2012) y World on Fire (2016). Esta decisión, según el propio guitarrista, responde a su deseo de evitar el “síndrome de Elvis Presley” que atribuye a los cantantes, quienes, en su opinión, se creen el centro del proyecto. Sin embargo, críticos y excolaboradores como Turner y Boals han señalado que su voz, aunque funcional, no alcanza la calidad de sus predecesores, un punto de fricción que persiste en la percepción de su trabajo reciente.
Yngwie Malmsteen se presentará el 28 de junio en el Pabellón Oeste del Palacio de los Deportes en un evento traído por Eyescream.
