El viernes pasado, en un rincón de la Ciudad de México, específicamente en La Mezcalli, un recinto underground ubicado a pocas calles de metro Hidalgo, la noche retumbó con “The Eyes of The Doom” una tocada organizada por la banda For Centuries y por Hellfire Productions, que reunió a algunos de los mejores exponentes del doom nacional, que a lo largo de más de cuatro horas impregnaron el lugar con lodo y fuego.
Alrededor de las 7:30 el telón se abrió con Criaturas de la Noche, un dueto de guitarra y batería de sonido denso y pesado que por momentos, sobre todo en las partes instrumentales envolvía hasta el punto de un trance hipnótico. Aunque se trata de una banda en proceso de consolidación, dejó una sensación prometedora en el aire.
La noche continuó con las actuaciones de Devils Flesh y Nocturnal Call, ambas mostraron momentos interesantes y muestras de poder en el escenario. La primera con un doom pantanoso lleno de riffs potentes; mientras que la segunda mostró un sonido denso con tintes electrónicos, aunque lamentablemente se presentó sin su vocalista.
El descenso al inframundo
De un momento a otro las luces se apagaron y una energía sobrenatural se apoderó de La Mezcalli. El momento había llegado: Devil ‘s Whiskey tomó el escenario y el suelo tembló bajo sus pies.
Esta banda de blues/doom irrumpió con una furia descomunal, llevando a la audiencia un viaje a través de las profundidades más oscuras de su sonido.
“A Ritual Eyes” fue el hechizo que desencadenó el caos musical, y durante los siguientes 40 minutos, nos hicieron sumergir en un pantano embrujado en medio del inframundo que nos envolvió sin piedad.
La combinación magistral de la voz desgarradora, los riffs afilados y la sección rítmica atronadora hizo que el público se rindiera ante la fuerza implacable de Devil’s Whisky.
Su poderío en el escenario dejó claro por qué son considerados uno de los grandes exponentes del doom en la escena actual.
Emerger desde el inframundo
Si Devil’s Whiskey nos sumergió en el inframundo, la banda anfitriona de la noche, For Centuries, fue la encargada de despejar el lodo y aumentar la velocidad con un estilo singular que fusiona el doom con el heavy metal clásico.
La presencia escénica de su vocalista, combinada con el dominio instrumental de cada miembro, creó una atmósfera épica pero oscura. Las notas de la música de estos jaliscienses resonaron en el aire, capturando la esencia misma del doom y elevándola a nuevas alturas, misma sensación que buscarán dejar en septiembre próximo cuando se presenten junto a bandas de la talla de Lost Paradise, Autopsy o Immolation en la segunda edición del Candelabrum Metal Fest, de León Guanajuato.
Fotos: Johanna Malcher