Desde las profundidades del death metal, Six Feet Under regresa con su último esfuerzo, “Killing for Revenge”. Un álbum que, desafortunadamente, no logra resucitar la gloria pasada de la banda (si es que alguna vez la hubo). A pesar de los intentos por revitalizar su sonido, el resultado es un compendio de pistas que se sienten como ecos distantes de una era que ya no resuena.
La voz de Chris Barnes, alguna vez un pilar del género, ahora suena como una sombra de su antiguo yo. En “Killing for Revenge”, su entrega vocal es un recordatorio constante de que el tiempo no perdona, y menos aún en el mundo implacable del death metal.
Las pistas como Know-Nothing Ingrate y Ascension tienen un inicio prometedor, pero su bases son tan débiles e infundadas que se desploman tan pronto como Barnes entra en escena, con letras que parecen más un desahogo contra críticas en redes sociales que el trabajo de un letrista experimentado.
Musicalmente, el álbum muestra destellos de competencia, con Jack Owen aportando riffs y melodías que intentan elevar la música más allá de la mediocridad. Sin embargo, estos momentos son breves y quedan opacados por la monotonía y la falta de innovación que plagan el resto del álbum. Canciones como Hostility Against Mankind y “Neanderthal” son una especie de groove más lento y pesado, pero terminan sonando como intentos fallidos de replicar los inicios de la banda.
Comparado con trabajos contemporáneos, “Killing for Revenge” se siente anticuado y desfasado. La escena del death metal ha evolucionado, dejando atrás a Six Feet Under, que parece incapaz de adaptarse y superar las expectativas actuales del género.
En resumen, “Killing for Revenge” es un álbum que podría haber sido un punto de inflexión para Six Feet Under, pero en cambio, se convierte en otro clavo en el ataúd de su legado.
Con una producción que no logra disimular las deficiencias vocales y una composición que carece de la ferocidad y la frescura necesarias, este álbum es un recordatorio de que no todas las bandas envejecen como el vino fino; algunas, lamentablemente, se agrian con el tiempo.