Braulio Carbajal/Yussel Barrera
Con tan sólo una edición, el Candelabrum Metal Fest se posicionó de inmediato en el gusto de la gente y se convirtió en un referente de la escena de festivales de metal en México. Su propuesta: una sede distinta como León, Guanajuato, para no competir con otros eventos, y una fina curaduría dirigida a un público específico que le gusta más una escena underground y que no siempre tiene oportunidad de ver a sus bandas favoritas en un escenario grande.
La segunda edición se mantuvo fiel a esto, y como resultado la audiencia no sólo cumplió con las expectativas, sino que aumentó respecto al año anterior, dejando claro que se trata de un festival en franco crecimiento, pero que no pretende perder esa aura de nicho, donde los propios músicos se sienten cómodos conviviendo entre el público, tal y como lo hicieron a lo largo de los dos días Greg Wilkinson, bajista de Autopsy y guitarrista de Deathgrave; todos los miembros de Officium Triste; King Fowley, cantante de Deceased; Nisse Karlén, de Sacramentum y hasta Heljarmadr, vocalista de Dark Funeral, banda que ni siquiera tocó en el festival.
Así, con público de lujo y un calor más intenso que el día anterior, la segunda jornada del Candelabrum arrancó con Annapura, la banda mexicana de metal/hardcore que entró al evento tras la cancelación de último momento de Grave, para luego dar paso al heavy metal clásico de StarForce, que como sucedió el sábado con In The Woods y Sacramentum, no terminó su show a tiempo y el sonido les fue cortado de forma abrupta. En este marco hizo su aparición Agony Lords, que comandados por su vocalista “Lord Brave” ofreció un metal denso que dejó en claro su estatus de leyenda de la escena mexicana.
El día avanzó con el death metal con tintes de grind de los californianos de Deathgrave, quienes fueron los encargados de hacer olvidar al público el cansancio de la jornada previa al subir las revoluciones. Después, para regular el pulso, hicieron su aparición los holandeses de Officium Triste, que con un doom metal poderoso y opresivo hicieron retumbar la velaria. Para estas alturas el sol volvía a hacer de las suyas haciendo que el público se alejara del escenario para refugiarse en la sombra, lo que notó el vocalista Pim Blankenstein, quien pidió de manera sarcástica más ánimo, pues estaban ante una banda “salvaje”.
Tras Officium Triste, que fue una de las mejores actuaciones del festival, siguió el turno de Deceased, una longeva banda formada en Virginia, EU en 1984, que con su thrash/death desató un moshpit enérgico pero breve debido al aplomo del calor. lo que obligó a varios a salir en búsqueda de una cerveza (clara, porque para el segundo día la oscura se había terminado), y alistarse para el siguiente acto, uno de los más esperados del Candelabrum, el de Hulder, una one woman band de black metal.
Con las primeras sombras de la noche hizo una pista oscura llena de angustia inundó el ambiente y aparecieron el guitarrista y baterista de acompañamiento en vivo, minutos después apareció Marz Riesteter, mejor conocida como Hulder, para de manera inmediata y despiadada atacar su guitarra y lanzar guturales que dan como resultado un black metal con aires medievales que de inmediato trae a la mente a los primeros Dimmu Borgir o Satyricon. La belga, radicada en California, ofreció un espectáculo feroz y contundente en el que nunca se dirigió al público, pero entregó temas de su único LP lanzado en 2021 como Creature of Demonic Majesty, A Forlorn Peasant’s Hymn, Sown in Barren Soil o Lowland Famine.
El público aún no se recuperaba de la actuación de Hulder cuando de pronto comenzó a sonar “El Rey”, de José Alfredo Jiménez, que sirvió como presentación de Vio-lence. Mientras todos los asistentes coreaban una de las canciones más representativas de la música vernácula mexicana, para mayor sorpresa, el vocalista Sean Killian apareció con un sombrero charro y los demás miembros con máscaras del Rey Misterio. Para aprovechar la euforia el recital de thrash comenzó con I Profit y un moshpit monumental se hizo presente de manera inmediata, para luego seguir con Calling in the Coroner, Officer Nice, Kill on Command y terminar su poderosa actuación con World in a World.
Un momento de calma llegó con la presentación en México de The Halo Effect, una banda formada con ex miembros de In Flames y que entre sus filas tiene a Mikael Stanne, cantante de Dark Tranquillity, los suecos ofrecieron un death melódico de alta calidad e inclusive aprovecharon para presentar Surrender, una nueva canción que será lanzada de manera oficial en 2024. Su acto sirvió de puente para una de las presentaciones más esperadas no sólo del día, sino del Candelabrum, la de Paradise Lost. La leyenda del metal gótico inglés, cuyo nombre hace referencia a un poema narrativo de John Milton, publicado en 1667, abrió con The Enemy, para luego seguir con Hallowed Land del icónico “Draconian Times” (1995). En el camino la banda de culto se dio tiempo para interpretar temas de otros álbumes clásicos como “Gothic” y “Icon” (1993), mientras su líder y cantante Nick Holmes reprochaba a los asistentes que se encontraban en la zona VIP por considerar que estaban más interesados en beber que en prestar atención al espectáctulo. Con el público entregado, Paradise Lost cerró con otro clásico: Ghosts.
Domingo 6 de septiembre de 1992, Auditorio Lomas Verdes de Naucalpan. Esa era la fecha y lugar donde se había presentado Autopsy por última vez en México; en aquella ocasión lo hizo acompañado de Incantation y de la mexicana Cenotaph. 31 años después, los de San Francisco, California, volvieron a pisar suelo azteca, esta vez como headliners del Candelabrum Metal Fest en León, Guanajuato; la espera fue largo, pero apenas pisaron el escenario y la brutalidad se desató de las manos y guturales de su baterista, cantante y líder, Chris Reifert, quien tocó con tal furia que a las pocas canciones el pedal de su batería se zafó, obligando a la banda a detener su actuación por algunos minutos.
Autopsy, fundada en 1987 por Reifert después de dejar Death es una de las bandas pioneras del death metal con álbumes clásicos como “Severed Survival” (1989), “Mental Funeral” (1991) o “Acts of the Unspeakable” (1992). El poder de los temas que componen esos temas se trasladó a la Velaria de la Feria de León con tal brutalidad que en uno de los moshpit más salvajes del festival un asistente cayó y se desmayó al golpearse la cabeza; sin embargo, tras unos minutos de dramatismo, fue auxiliado y la tormenta de riffs y guturales continuó envolviendo al recinto y poseyendo a los miles de presentes. Los problemas del pedal, que terminaron por hacer enfadar a Reifert al considerar que nadie del staff hacía algo para solucionarlo, provocaron que el tiempo se acabara y Autopsy no tocará su setlist completo; sin embargo, cuando todo parecía que había terminado, volvieron al escenario para interpretar un último tema y con eso apagar, a base de riffs, la llama del Candelabrum 2023.