El pasado sábado 8 de junio, la Ciudad de México se transformó en un escenario apocalíptico de música y energía. Las bandas Havok, Midnight y Discharge desataron su furia sonora en el Circo Volador, convirtiendo la noche en una experiencia inolvidable para dos tribus diferentes, pero hermandadas de alguna u otra forma: metaleros y punketos. .
Al llegar a la cita, lo primero que sobresalía era ver que el antiguo cine Francisco Villa rodeado por una barricada, presagio de la intensidad que se viviría más tarde. Esta medida de seguridad se había implementado para prevenir un posible “portazo” durante la presentación de Discharge, una legendaria banda punk que atrae a una tribu urbana rebelde y contestataria, que aborrece todo lo que huela a sistema.
El recinto de La Viga se fue llenando gradualmente de entusiastas del metal y el punk, quienes disfrutaban de sus primeras cervezas mientras Reese Scruggs, guitarrista de Havok, calentaba sus dedos. No pasó mucho tiempo antes de que los primeros acordes de thrash clásico resonaran en el lugar, incitando al moshpit.
Havok, con su energía desbordante, llevó al público al delirio con temas como “Fear Campaign”, “D.O.A.” y “Phantom Force”. Esta euforia provocó que los fotógrafos que cubrían el evento tuvieran que luchar por llegar al frente y así capturar las mejores imágenes del frenesí; mientras el personal de seguridad se encargaba de aquellos que llegaban del crowd surfing.
Tras la actuación de Havok, los asistentes se dispersaron para tomar más cerveza y conversar, esperando la llegada de Midnight.
Pronto, el trío de encapuchados continuó acelerando las revoluciones con un mosh que no tenía fin, lo que provocó un sin fin de asistentes que ante la euforia terminaban en el escenario, mismos que eran evacuados por el personal de seguridad, trabajo arduo que fue reconocido por los mismos músicos.
Con temas como “Expect Total Hell”, “F.O.A.L.” Y “Endless Slut” se consumó una presentación de locura. .
¡Llegó el portazo!
Como se venía anticipando, un grupo de punks y uno que otro colado, logró entrar a la fuerza superando las barreras de seguridad del Circo Volador, concretando un portazo como se acostumbra en los toquines punks. Ante esto, la organización no tuvo otra opción que dejar pasar a los espontáneos cuidando, en manera de lo posible, que no llevaran objetos prohibidos, aunque como sabemos, la estirpe punk, que tiene lo transgresor en su ADN, no acepta que le digan qué hacer.
Con la irrupción de los punketos, muchas parejas optaron por subir a la parte superior del recinto para evitar posibles altercados, pues no eran pocos los que llegaban con actitud provocadora en busca de pelea. Mientras tanto, los recién llegados se acomodaban para el acto final.
La salida de Discharge magnificó el descontrol. El moshpit creció y se volvió más brutal. Se podían ver patinetas, banderas LGBT y llamas provocadas por laca y un encendedor, así como crestas moviéndose al ritmo de la música. Simplemete era brutal.
Los ingleses demostraron su talento y se sintieron cómodos en el escenario, ofreciendo un espectáculo que fue aplaudido por todos los asistentes. Con temas como “Fight Back”, “A Hell on Earth” y “Protest and Survive”, lograron contagiar a todos de una adrenalina que fluyó de principio a fin.
Al terminar el evento, minutos antes de la medianoche, el lugar comenzó a vaciarse. A pesar de algunas peleas que no pasaron a mayores, el personal de seguridad y organización informaron que hubo saldo blanco. Así concluyó uno de los eventos más salvajes, donde metaleros y punketos convivieron, creando un moshpit interminable que exhaló fuego y proporcionó a las bandas y asistentes una velada digna de recordar.