In Flames es una de las bandas de metal melódico más influyentes de Suecia, convirtiéndose en uno de los mayores exponentes de la escena a lo largo de más de 30 años, tiempo en el que han acumulado miles de fans alrededor del mundo.
La banda fue fundada por Jesper Strömblad en Gotemburgo en 1990. Su primer álbum llegó en 1994, titulado “Lunar Strain”. Este primer trabajo fue un éxito en la escena metalera de Suecia, encumbrando de inmediato a In Flames como una de las bandas más importantes de la región.
Con el tiempo, la agrupación evolucionó con discos como “Colony”, “Clayman”, “Come Clarity” y su más reciente entrega, de la que nos ocuparemos en esta reseña: “Foregone”, lanzado este 10 de febrero por Nuclear Blast Records.
Experimentación y cambio como una constante de In Flames
Si hay una constante en la evolución musical de In Flames es el cambio y la experimentación. De hecho, en sus últimas entregas han integrando sonidos más “americanos” como el nü metal o el deathcore, dejando atrás su lado más agresivo, lo que tenía a sus seguidores con la incógnita de cuál sería el camino que seguiría la banda en esta ocasión.
Estas dudas fueron despejadas a mediados del año pasado cuando la banda lanzó el sencillo “State of Slow Decay”.
En ese momento, nadie sabía si se trataba de una canción aislada, de sólo un sencillo, o de un tema que sería parte de un trabajo de larga duración, pero en este tema encontramos lo que tanto deseábamos: furia.
En este tema hay un riff machacante que hace mover tu cabeza desde los primeros compases dejando un buen sabor de boca; el viejo In Flames asomaba la cabeza.
Más sencillos de In Flames
Luego vinieron otros sencillos: “The Great Deceiver”, “Foregone” (parte 1 y 2) y “Meet your Maker”, cortes que confirmaron esa sensación de escuchar a un In Flames más apegado a sus raíces, lo que provocó excitación e impaciencia por conocer todo el disco.
En el transcurso, la banda manifestó estar altamente motivada por grabar nuevamente en el estudio, lo que sin duda se nota en los tracks antes mencionados.
La producción del álbum estuvo a cargo del ganador de dos Grammys, Howard Benson, (Motorhead, My Chemical Romance), mientras que la mezcla del baterista Joe Rickard. En conjunto, crearon un sonido más fino en comparación con sus trabajos anteriores, lo que sin duda ayuda bastante a la dinámica del disco.
Sin embargo, conforme pasan los temas y vamos descubriendo los cortes inéditos (ya se conocían 5 sencillos) da la impresión de que Inflames usa la misma fórmula que las últimas películas de Marvel: mostrar las partes sorprendentes en el adelanto para llevarnos a la sala de cine, donde descubrimos que ya no hay nada rescatable.
Temas como “A Dialogue in B Flat Minor” o “In the Dark” bajan la calidad para ser contenido de relleno, es como si su evolución hacia una mejor versión respecto a sus últimos años hubiera sido interrumpida de manera brusca.
No hay duda que el nuevo miembro del grupo, el ex Megadeth, Chris Broderick, muestra su virtuosismo en los solos de cada track, pero sin llegar a darnos licks memorables, simplemente son cumplidores. En tanto, el cantante Anders Fridén tiene un buen trabajo vocal a pesar de sus partes más melódicas, las cuales siempre dividen opiniones entre sus fans.
En sus más de 30 años In Flames ha lanzado varios álbumes aclamados, con una notable habilidad para crear canciones conmovedoras y potentes. Si bien, en “Foregone” tenemos el mejor álbum del grupo en mucho tiempo, la banda no fue capaz, o no quiso, deshacerse por completo de ese lado “amigable” para el público en general, dejando a sus fans añorando épocas más pesadas.
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