Poco antes de las 8 de la noche las puertas del metrobús abren en la estación Mercado Beethoven, bajo y sin pensar camino a través de la colonia Peralvillo, famosa por sus decenas de establecimientos de autopartes, muchas de ellas, no es ningún secreto, robadas.
Conforme avanzo, tranquilo pero atento, pienso en la ironía de este barrio: sus calles tienen nombres de intérpretes, compositores y cantantes de música clásica, no de célebres fundadores de automotrices o destacados ingenieros. Eso sólo sucede en la Ciudad de México.
Una de esas calles se llama Schubert. Ahí se encuentra el Foro la Catedral. Donde se llevará a cabo el Infested Metal Fest, organizado por Rock & Rollin, que promete una noche de metal pútrido y avasallador.
Al foro se entra a través de una pequeña puerta roja donde hay pegado un viejo sello de “Clausurado”, inmediatamente unas escaleras llevan a un primer piso, que a simple vista parece la estancia de una casa sin muebles, pero hoy está adornada por un puñado de matas largas y playeras negras.
Rápidamente identifico el lugar de las cervezas, donde al parecer estaría la cocina, y me dirijo por una para entrar en ambiente, porque justo en ese momento, al fondo del lugar, arranca Achromatopsia, una banda de la Ciudad de México que no duda en presentar su thrash/death que no deja indiferente a los asistentes, aunque aún es demasiado temprano.
Inmediatamente después sube a la tarima Excavator, que con ese death metal bélico con tintes técnicos hace agitar cabezas. Su bajista alienta al público a hacer mosh-pit, y aunque no lo consigue, esta banda de Toluca, Estado de México, ha dejado un buen sabor de boca y luce prometedora.
El escenario está listo para el thrash de Envenomed, un power trío con su baterista como vocalista, que además tiene entre sus filas a un conocido de estas páginas: Charlie, bajista de Horrid Sight, que aquí también se encarga de atacar las cuatro cuerdas.
La cerveza se ha acabado así que es momento de recargar energía mientras esta agrupación de la Ciudad de México muestra salvajismo y poder. El sonido no es problema, pues lo pequeño del lugar, más el potente equipo de sonido hace que cada nota se escuche hasta el último rincón.
Con el público ya más animado y al pie de la tarima, Charly no baja del escenario, sólo espera que suban Néstor y Rafa para dar inicio al poderoso sonido de Horrid Sight, que una vez más dejan claro por qué son los merecidos vencedores de la Batalla de Bandas del Wacken, ganándose el derecho a representar a México en el prestigioso festival alemán.
Su death metal podridamente técnico infecta a todo el lugar. Su hórrido sonido no sólo es potente al grado de penetrar en lo más profundo de los oídos, sino también violento, virtuoso y poderoso. Es sólo bajo, guitarra y batería, pero parece una horda sanguinaria que ataca sin piedad al mismo tiempo.
Son casi las 11 de la noche y aún falta el plato fuerte: The Unholy, una banda con más de 10 años en la escena musical local integrada por Jorge Schoelman (voz y batería), Santiago Urrusti (guitarras y coros) y Jose Maria “Chema” Pérez (bajo).
Apenas arrancan y el mosh-pit no se hace esperar, y es que la experiencia de esta banda es tan amplia que en un abrir y cerrar de ojos lanzan un repertorio que pasa por thrash, death, hardcore, groove, stoner, sludge, progresivo y hasta doom.
No por nada ya han sido anunciados como una de las pocas bandas nacionales que tendrán cabida en el próximo Life After Death Horror Fest, que se llevará a cabo en la Ciudad de México en diciembre próximo.
Tras casi 40 minutos, The Unholy pone broche de oro a la primera edición del Infested Metal Fest, que si bien, como gran parte de los eventos underground del país, tiene el objetivo de convocar a más gente para superar esa etiqueta de evento de “bandas para bandas”, ha puesto el ejemplo de cuál es el camino a seguir para darle mayor visibilidad a un género que nos apasiona: el metal.
Fotos: Johanna Malcher