De esto habla “Los Rockeros van al Infierno”, el himno de Barón Rojo › Heavy Mextal
mié. Abr 30th, 2025

“Los Rockeros van al Infierno”, lanzada en 1982 como sencillo principal del álbum *Volumen Brutal*, es una de las piezas más emblemáticas de Barón Rojo, banda pionera del heavy metal español. Escrita por José Luis “Sherpa” Campuzano y Carolina Cortés, la canción captura el espíritu de una época en la que el metal comenzaba a consolidarse como un movimiento contracultural en España, desafiando las normas de una sociedad aún marcada por el conservadurismo posfranquista. Con más de cuatro décadas de vigencia, este tema no solo se convirtió en un estandarte para los fans del género, sino que también ofrece un vistazo a la identidad de los “rockeros” frente a las críticas y prejuicios de su tiempo. Este artículo desentraña las capas líricas y el contexto que hacen de esta canción un grito de resistencia que sigue resonando.

La letra arranca con una escena cotidiana: “Se oye comentar a las gentes del lugar, los rockeros no son buenos”. Aquí, Barón Rojo planta una bandera de desafío, retratando la percepción social que veía al metal como una amenaza moral. En lugar de rehuir esa etiqueta, la banda la abraza, transformando el estigma en un acto de orgullo. La mención del “valle del rock” como un lugar maldito donde “nunca tendrás reputación” no es solo una metáfora de exclusión, sino un reconocimiento de que los rockeros habitan un espacio propio, ajeno a las reglas del decoro. Ese rechazo a la respetabilidad convencional conecta con la tradición del metal de venerar lo marginal, un eco que reverbera desde Black Sabbath hasta las bandas de la NWOBHM.

El coro, con su declaración “Mi rollo es el rock”, funciona como un mantra de autodefinición. No es una simple afirmación de gusto musical, sino una elección existencial: “Si he de escoger entre ellos y el rock, elegiré mi perdición”. Esta dicotomía entre la sociedad “buena” y la supuesta depravación del rockero destila una ironía mordaz, especialmente cuando la letra apunta a la “falsa humanidad de los que se dicen buenos”. Barón Rojo no solo defiende su tribu, sino que expone la hipocresía de quienes condenan desde púlpitos morales, un tema que podría dialogar con el anticlericalismo de géneros como el black metal, aunque aquí se expresa con un tono más terrenal y sarcástico.

La figura del “sheriff del lugar” añade un matiz pintoresco: un símbolo de autoridad que juzga al rockero por “ir sin afeitar” y rodearse de “tías buenas”. Este detalle no es menor; evoca el choque generacional y cultural de los 80, cuando la estética desaliñada y la actitud desafiante del metal contrastaban con el orden establecido. La canción transforma esos reproches en medallas de honor, celebrando una masculinidad rebelde que no pide permiso. Al mismo tiempo, la mención del pecado —“dicen que fumar es pecado y es mortal”— juega con la idea de una condenación que el rockero acepta con una sonrisa, consciente de que su “perdición” es, en realidad, su liberación.

El trasfondo de “Los Rockeros van al Infierno” también refleja el momento histórico de Barón Rojo. En 1982, España vivía la transición democrática, y el metal era una válvula de escape para una juventud que buscaba romper con el pasado. La letra canaliza esa energía, convirtiendo la acusación de “ir al infierno” en un desafío colectivo: si el rock es el camino al averno, que así sea, siempre que sea en sus propios términos. Esa postura, visceral y sin disculpas, explica por qué el tema trascendió su época y sigue siendo coreado por nuevas generaciones de metaleros que ven en él un espejo de su propia lucha contra lo normativo. 

By Yussel Barrera

Jefe de información de Heavy Mextal/ Músico semiretirado de la escena under de Iztapalapa; dejé la guitarra para tomar la pluma y trazar historias en lugar de un solo./ Contacto: [email protected]/ Facebook: https://www.facebook.com/tizzn

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