El icónico líder de Iron Maiden, Bruce Dickinson, ha compartido recientemente una dolorosa parte de su pasado: fue víctima de acoso escolar durante su adolescencia. En una entrevista con The Quietus, Dickinson reveló que mientras asistía a un internado en Inglaterra en la década de 1960, enfrentó repetidos episodios de bullying.
Según sus propias palabras, “estaba solo en el internado y me golpeaban seguido. Todas las noches”. A pesar de la brutalidad de estas experiencias, Dickinson encontró una especie de fortaleza mágica en ellas. Como él mismo expresó, “no es que lo recomiende. Hay otras formas de conseguirlo que son mucho menos desagradables”.
El cantante también admitió que estas vivencias moldearon su autoestima de manera inusual. Desarrolló un sentido exagerado de confianza en sí mismo, pensando: “Oh, me lo merezco” o “Son un montón de idiotas. No me van a volver a pegar. No me dolerá”.
Sin embargo, también reflexionó sobre las consecuencias de construir un escudo de invulnerabilidad mental. Aunque le permitió enfrentar el acoso, también lo hizo distante y esquivo. En el escenario, Dickinson se considera transparente, permitiendo que las canciones tomen el control para lidiar con la intensidad del momento.
La historia de Bruce Dickinson es un recordatorio de cómo las experiencias difíciles pueden moldear a las personas de maneras inesperadas, incluso a un legendario frontman como él.