El viernes 21 de noviembre, la Ciudad de México vibró con la fuerza del power metal. Tres bandas llegaron a la capital para desplegar su épica sonora, y nosotros no nos perdimos la oportunidad de ver a dos de ellas: Gloryhammer y Avantasia.
El punto de encuentro fue el Circo Volador, que desde temprano ya tenía una fila considerable. Los fans, ansiosos, aprovechaban para echar un vistazo a la mercancía oficial mientras el ambiente se cargaba de expectativa.
Una vez dentro, el lugar se transformó. Solo el power metal, con su carga de dragones, héroes y leyendas, puede generar esa atmósfera mágica y única que se respiraba esa noche.
Entre saludos a viejos conocidos, chelas iniciales y la revisión obligada del merch, llegó el momento. Las luces se apagaron y el rugido del público anunció la llegada de la primera banda: desde Dundee, Escocia, Gloryhammer irrumpió en el escenario con una energía arrolladora.
Los épicos riffs y las melodías grandilocuentes encendieron de inmediato al Circo Volador. Temas como “The Land of Unicorns” y “Fly Away” hicieron que el público cantara a todo pulmón y levantara los puños. El protagonista de la noche fue, sin duda, Sozos Michael: caracterizado como Angus McFife II, el vocalista chipriota dominó el escenario con carisma, interagió constantemente con los fans y se ganó el corazón de todos los presentes.
Gloryhammer contó una historia, y México fue, por una noche, parte de su leyenda.
Durante el cambio de equipo, el clásico éxodo masivo se hizo presente: unos corrieron al baño, otros a reponer su cerveza, pero los que estaban pegados a la valla no se movieron ni un centímetro. Perder el lugar estaba estrictamente prohibido. De pronto, entre el bullicio, se escuchó un grito que resumió perfectamente la pasión del front row:
—¡Voy a tirar cualquier celular que no me deje ver!
La frase provocó risas, aplausos y más de un asentimiento silencioso.Apenas pasaban unos minutos de las nueve y cuarto cuando las luces volvieron a caer. La pantalla gigante se encendió con la intro orquestal y el Circo Volador estalló en un rugido ensordecedor. Uno a uno fueron apareciendo los músicos, pero el público guardaba su mayor ovación para el último en pisar el escenario: Tobias Sammet, el cerebro y alma detrás del universo Avantasia.
Como ya es tradición en este superproyecto, Tobias no vino solo. Lo acompañó un auténtico dream team de vocalistas: Adrienne Cowan (Seven Spires), Tommy Karevik (Kamelot, Seventh Wonder), Herbie Langhans (Firewind, Sinbreed), Chiara Tricarico (Moonlight Haze), Ronnie Atkins (Pretty Maids) y Kenny Leckremo (H.E.A.T.). Juntos transformaron el recinto en un teatro épico del metal, repasando clásicos imprescindibles como “Reach Out for the Light”, “Avantasia” y “Dying for an Angel”, entre muchos otros.Cada cambio de cantante era una nueva descarga de adrenalina; cada coro, un himno colectivo que retumbó hasta en los huesos.
La emoción de Sammet era palpable, ya que la gente coreaba a todo pulmón haciendo que el recinto de La Viga retumbara, además de cantarle happy birthday al alemán que cumplía 48 años.
“Mientras Avantasia siga tocando en vivo, regresaremos una y otra vez a México” aseguró el ex cantante de Edguy, que tras mencionar que no importaba la altura de la Cuidad a la que no estaban acostumbrados, lo dio todo en el escenario en “The Scarecrow” “Let the Storm Descend Upon You”, “The Toy Master” o “No Return”.
Tras 21 canciones que se pasaron volando la banda se despidió proyectando la bandera de México y agradeciendo a la fanaticada que según la banda fue más ruidosa que en años anteriores demostrando que como dice su tema homónimo tienen el poder adentro y traen la fantasía.
