5 canciones no tan conocidas de metal español que son simplemente perfectas › Heavy Mextal
mié. Abr 30th, 2025

El metal español, con raíces que se hunden en la efervescencia post-transición de los años 70 y 80, ha florecido en un terreno fértil de creatividad y resistencia. Más allá de los himnos masivos que han cruzado fronteras, como los de Barón Rojo o Mägo de Oz, existe un catálogo menos explorado que merece atención por su calidad y audacia. Estas canciones, relegadas a menudo a la sombra de los grandes éxitos, reflejan la diversidad de una escena que ha sabido conjugar influencias globales con matices locales. En un país donde el género ha enfrentado circuitos limitados y escaso apoyo institucional, las bandas han compensado con ingenio y una conexión visceral con su público. Este artículo desentierra cinco temas que, sin el reflector de la fama, destilan una esencia pura del metal español, respaldados por datos históricos y un análisis que subraya su lugar en el mosaico sonoro del país.

“Pesadilla nuclear” de Obús, incluida en su álbum *Poderoso como el trueno* de 1982, captura el temor colectivo de una era marcada por la Guerra Fría. Con un riff que golpea como un martillo y una letra que evoca el espectro de la aniquilación, este tema traslada la crudeza del heavy metal a un contexto que resuena con la ansiedad de su tiempo. Lejos de los focos que iluminaron “Va a estallar el Obús”, esta canción muestra la capacidad de la banda para tejer narrativa y potencia en un formato que no busca complacer, sino confrontar.

Tierra Santa, desde La Rioja, aporta “El amor de mi tierra” del disco Sangre de reyes (2001), una pieza que entrelaza el power metal con un lirismo casi trovadoresco. La voz de Ángel San Juan navega sobre una base rítmica que galopa sin pausa, mientras la letra exalta un amor que trasciende lo romántico para abrazar lo telúrico. Es un ejemplo de cómo el metal español puede mirar hacia sus raíces sin caer en la caricatura, ofreciendo una intensidad que se siente como un viaje a campo abierto.

Desde el thrash más afilado, Angelus Apatrida entrega “Versus the world” de su debut Evil Unleashed (2006). Este tema, con su batería como metralla y un riff que corta como vidrio, destila la furia de una generación que encontró en el metal un canal para la disidencia. Aunque la banda ganaría renombre internacional después, esta canción es un testimonio temprano de su habilidad para destrozar convenciones y plantar bandera en un subgénero dominado por titanes extranjeros.

Saratoga, con “Maldito corazón” de Vientos de guerra (2002), ofrece un corte donde el power metal se tiñe de melancolía. La voz de Leo Jiménez, en su etapa con la banda, se eleva sobre una estructura que alterna entre la urgencia y la introspección, mientras las guitarras dibujan un paisaje sonoro que no teme detenerse a respirar. Es una muestra de cómo el metal español puede equilibrar técnica y emoción sin perder el pulso que lo define.

Por último, “El río” de Ktulu, del álbum Confrontación (1997), trae una propuesta que esquiva las etiquetas fáciles. Con un thrash que coquetea con lo industrial y una atmósfera densa, este tema refleja la inquietud de una banda que prefirió explorar antes que repetir fórmulas. La producción cruda y los cambios de ritmo crean una experiencia que se siente como un descenso a aguas turbulentas, un recordatorio de que el metal español también ha sabido nadar contracorriente.

By Yussel Barrera

Jefe de información de Heavy Mextal/ Músico semiretirado de la escena under de Iztapalapa; dejé la guitarra para tomar la pluma y trazar historias en lugar de un solo./ Contacto: [email protected]/ Facebook: https://www.facebook.com/tizzn

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