Ozzy Osbourne, el icónico vocalista de Black Sabbath, ha colaborado con la marca de bebidas Liquid Death para lanzar un producto tan peculiar como su propia carrera: latas de té helado que contienen restos de su ADN. Esta iniciativa, limitada a solo diez latas autografiadas y selladas, vendidas a 450 dólares cada una, plantea preguntas sobre el legado de Osbourne y el valor simbólico de un objeto que lleva, literalmente, una parte de él.

La campaña, promovida por Liquid Death, una marca conocida por su enfoque irreverente y su agua enlatada “anti-plástico”, se basa en un proceso tan singular como su protagonista. Según la empresa, Ozzy bebió de estas latas, las aplastó con sus propias manos y dejó en ellas trazas de su material genético, que luego fueron preservadas en un laboratorio especializado. El resultado es un artículo de colección q juega con la idea de “clonar” al Príncipe de las Tinieblas, como el propio Osbourne bromeó en redes sociales: “¡Clónenme, bastardos!”.
La exclusividad del producto, con solo diez unidades disponibles, refuerza su atractivo en un mercado donde los objetos únicos ligados a íconos culturales alcanzan precios exorbitantes. Sin embargo, más allá del valor monetario, estas latas representan una extensión del mito de Osbourne, un artista que ha sabido convertir cada controversia en un capítulo más de su narrativa.