En los últimos años, pocas bandas han generado tanta discusión en la escena musical como Sleep Token, un colectivo anónimo surgido en Londres en 2016. Con una discografía que abarca desde el EP One hasta el reciente anuncio de Even in Arcadia, programado para mayo de 2025 bajo RCA Records, su ascenso ha sido vertiginoso: de tocar en pequeños recintos a agotar el Wembley Arena en minutos. Esta trayectoria, junto a su propuesta sonora que transita entre riffs pesados, atmósferas etéreas y sensibilidades pop, ha desatado un debate persistente entre oyentes y críticos: ¿puede clasificarse a Sleep Token como una banda de metal? La pregunta no solo interpela su identidad musical, sino que refleja las tensiones actuales sobre los límites de un género que, históricamente, ha sido tan rígido como permeable.
La raíz del dilema radica en la heterogeneidad de su sonido. Temas como “The Summoning” despliegan una ferocidad que evoca el peso del post-metal y el djent, con baterías sincopadas y guturales esporádicos que podrían resonar en un festival como Wacken Open Air. Sin embargo, esa misma canción da un giro hacia un outro funk que descoloca a quienes buscan la monolítica agresión del metal tradicional. Esta dualidad se repite en su catálogo: Sundowning (2019) coquetea con pasajes ambientales y melodías introspectivas, mientras que Take Me Back to Eden (2023) incorpora guiños a R&B y trap, géneros que rara vez se asocian con la ortodoxia metálica. Para algunos, esta amalgama es una evolución natural del metal progresivo; para otros, una traición a sus fundamentos. Las reseñas lo ilustran: Metal Hammer alabó “Calcutta” por su fusión de técnica metalera y paisajes indie, pero en X, usuarios como @digiital_demons defienden su credibilidad metalera frente a quienes los tildan de “falsos”.
El contexto histórico del metal añade otra capa al análisis. Desde los años 70, el género ha mutado constantemente: el thrash irrumpió con velocidad, el black metal con nihilismo, y el nu-metal con hibridaciones que en su momento también fueron cuestionadas. Sleep Token no inventa esta rueda, pero la hace girar en direcciones poco exploradas. Su líder, Vessel, ha descrito en una rara entrevista con Metal Hammer (2017) una inspiración que trasciende lo musical, ligada a una narrativa mística sobre una deidad llamada Sleep. Este marco conceptual, unido a su estética de máscaras y anonimato, recuerda a bandas como Ghost o Slipknot, que también han desafiado las fronteras del metal con teatralidad y eclecticismo. Sin embargo, donde Slipknot mantiene una raíz visceral, Sleep Token parece más interesado en deconstruir que en demoler.
La recepción de la banda en la comunidad metalera revela una polarización fascinante. En foros como Reddit, algunos usuarios de r/Metalcore debaten si su falta de breakdowns o screams los descalifica como metalcore, mientras otros los ubican en un terreno progresivo más amplio. Su victoria como Mejor Álbum en los Heavy Music Awards 2024 y el reconocimiento de Take Me Back to Eden como el disco más transmitido del género en 2023 sugieren que, al menos comercialmente, han sido adoptados por el metal. Pero el purismo persiste: en X, @negralaoveja argumenta que no son “metal extremo”, reflejando una resistencia a aceptar su ambigüedad como parte del canon. Esta tensión no es nueva; recuerda los días en que Deftones fueron acusados de ablandar el metal con sus texturas shoegaze.
Más allá de las etiquetas, Sleep Token plantea una pregunta ontológica sobre el metal en 2025: ¿es un sonido, una actitud o una comunidad? Su música no encaja en moldes rígidos, pero tampoco reniega del peso y la intensidad que definieron al género desde Black Sabbath. Canciones como “Vore” o “The Offering” ofrecen suficiente densidad para satisfacer a quienes buscan catarsis, mientras que “Aqua Regia” seduce con un piano jazzy que podría sonar en un club nocturno. Esta versatilidad los ha catapultado más allá del nicho metálico, alcanzando millones de oyentes en Spotify y un estatus que trasciende subgéneros. Quizás el debate no sea si son metal, sino si el metal está listo para redefinirse a través de ellos.