La noche del pasado sábado 17 de febrero, el Circo Volador de la Ciudad de México se convirtió en el escenario de una ceremonia infernal, protagonizada por Rotting Christ, la banda griega de black metal que arrasó con todo a su paso. La gira, organizada por Cacique Entertainment, recorrió varias ciudades del país como Monterrey, Torreón, Chihuahua, Ciudad Juárez, Guadalajara, León, San Luis Potosí, Querétaro y Toluca, dejando un rastro de sangre y fuego.
El evento comenzó a las 7:40 de la noche con la actuación de Horrid Sight, una joven banda de death metal de la capital que se abre paso en la escena nacional. Tras ganar la W.O.A Metal Battle y tocar en el Wacken Open Air 2023, el trío demostró su potencia y brutalidad con temas como Dark Hallucination o Evil Made Flesh, que hicieron vibrar a los asistentes. Su primera vez en el recinto de Calzada de la Viga fue una buena forma de calentar motores para lo que venía.
Después de un breve descanso, a las 8:40 subió al escenario A Call For Revenge, otra banda local que sorprendió con su propuesta de hardcore ennegrecido, que combinaba la velocidad y la agresividad del metal extremo con la actitud y el mensaje del hardcore. La banda logró conectar con el público, que respondió con aplausos y gritos de apoyo. El Circo Volador ya estaba casi lleno y listo para recibir al titán Cronos, al Cristo Podrido.
Se abre el Tártaro
A las 9:40 de la noche, con puntualidad y profesionalismo, apareció Rotting Christ, la banda liderada por Sakis Tolis en la voz y guitarra, que lleva más de 30 años de trayectoria y que es considerada una de las más influyentes del black metal mundial. Con un simple “gracias”, Sakis dio inicio al ritual con 666, que desató el caos en el público, que se lanzó al mosh pit con furia y pasión, al grado que de inmediato personas volaban por los aires para ser lanzados al espacio entre público y banda.
El repertorio continuó con P’unchaw kachun- Tuta kachun, Demonon Vrosis y Kata Ton Daimona Eaytoy, entre otras joyas de su discografía, que abarca desde el black metal más crudo y primitivo hasta el más melódico y atmosférico, pasando por influencias de la música folclórica y
oriental. Sakis se mostró comunicativo y carismático con el público, al que animaba a participar en el espectáculo con gestos y palabras. En un momento dado, pidió que se formara un círculo y que se hiciera un wall of death, que fue una explosión de energía y adrenalina.
Entre las canciones más esperadas y coreadas estuvieron Non Serviam, el himno de la banda que da título a su segundo álbum de 1994, y Societas Satanas, que fue coreada por todo el recinto. Siguieron temas como Grandis Spiritus Diavolos, The Raven y Noctis Era.
Tras una breve pausa, Rotting Christ regresó al escenario para cerrar su actuación con The Sign Of Evil Existence y Fgmenth, Thy Gift, dos clásicos que dejaron al público extasiado y satisfecho.
Después de casi hora y media de show, el telón se cerró y el titán Cronos, encarnado en una banda griega de leyenda, se despidió de su fiel público mexicano, al que agradeció su apoyo y entrega.
A las afueras del Circo Volador la banda atendió a todos los que quisieron tomarse una foto con ellos o conseguir un autógrafo en sus boletos o discos. Rotting Christ demostró que es una banda de culto, que sabe cómo hacer un concierto memorable y que tiene una conexión especial con sus seguidores. Fue una noche de metal infernal que quedará grabada en la memoria de los que tuvieron la fortuna de presenciarla.
Fotografías: Johanna Malcher