Hablar de Sinister es referirse a una banda que al no ser estadounidense o sueca no tuvo los mismos reflectores que bandas pilares del Death Metal, pero que desde su trinchero dió grandes aportes a este género junto a Pestilence, Gorefest y Asphyx.
Una muestra de ello es su debut, el “Cross the Styx”, lanzado en 1 de enero de 1992 por medio de Nuclear Blast. Si bien Sinister se formó en 1988 y lanzaron varios demos y EP’s previos, lograron formar con un sello pequeño y sin gran presupuesto, pero con las ganas de aniquilar a todo loq je estuviera a su paso a base de riffs.
Así fue como Mike Van Mastrigt en la voz, André Tolhuisen en las guitarras, Ron Van de Polder en guitarra y bajo y Adrie Kloosterwaard en la batería lanzaron su ópera prima que es considerada un clásico del death metal por su violencia desmedida.
Con una bueno producción, los neerlandeses nos llevan a lo largo de 12 temas (deberían ser 10 por el primer y último tema) por un camino tortuoso llevo de afilados riffs que viajan del Death al thrash del más brutal.
En la época el metal de Países Bajos no tenía un sonido tan distinto como en Florida o Estocolmo, lo cual les dio a libertad a estos músicos europeos de poder usar un estilo muy similar a los riffs punzantes de Deicide, sin dejar a un lado sus raíces europeas encontrando un balance muy disfrutable entre un buen groove con una velocidad avasalladora.
Si bien no hay desperdicio en este disco, temas como “Doomed”, “Corridors to the Abyss” y “Epoch of Denial” llevaron a este disco a convertirse en un básico del Death metal en general, ya que se puede poner fácilmente como el mejor disco de Sinister y del metal creado en el país de los tulipanes.