A finales de los 90 y principios de los 2000, Ozzfest se convirtió en referente de la escena metalera mundial, impulsando a numerosas bandas y brindando a los amantes del metal un santuario donde podían rendir homenaje al poder de la música. Sin embargo, como todas las cosas, este coloso llegó a su fin, y en el último episodio del “The Osbournes Podcast,” Sharon Osbourne, la mente maestra detrás del festival, finalmente reveló el porqué de su desaparición.
Ozzfest no comenzó como el gigante que llegó a ser, sino como un humilde evento de dos días en octubre de 1996. Rápidamente, evolucionó de un evento único a una gira itinerante que marcó la agenda de amantes del metal en todo Estados Unidos. Durante casi dos décadas, Ozzfest se mantuvo en la cima, albergando a algunas de las bandas más influyentes de la escena.
Codicia de promotores
Sin embargo, como Sharon Osbourne reveló, la bestia que fue Ozzfest se volvió cada vez más extraña con el tiempo. Si bien las bandas compartían un espíritu de camaradería, los administradores y agentes de las bandas se volvieron codiciosos, creyendo que estaban nadando en riquezas inconmensurables. Sharon fue franca al afirmar que las ganancias estaban lejos de ser estratosféricas, y ciertamente no podían permitirse una jubilación temprana con esos ingresos.
El festival se vio acosado por la avaricia de aquellos que debían protegerlo, y fue ese constante apetito insaciable por ganancias lo que finalmente llevó al colapso del Ozzfest. En palabras de Sharon, “Los gerentes y agentes querían más y más, y simplemente ya no era rentable. Lo dejamos porque simplemente no era rentable.”
La historia de Danzig
Uno de los momentos reveladores que compartió Sharon Osbourne fue la historia de una banda que se negó a subir al escenario a menos que recibiera 10 mil dólares adicionales. La situación, como ella misma admitió, fue insólita, y aunque al principio accedió a su demanda para no perturbar el flujo del festival, finalmente se negó a pagarles. La banda en cuestión fue Danzig, y su negativa a cumplir con el contrato firmado se convirtió en un ejemplo del creciente problema de codicia que asolaba el festival.
“Y luego siguieron tocando y yo no les di el dinero. Les dije: ‘Que te jodan. Firmaste un contrato, tu agente lo aceptó y solo estás estafando'”, concluyó Sharon.