Desde Colombia llega Out of Pity, una agrupación que junta el punk con el black metal dando un resultado lleno de caos y riffs que taladran en sus escuchas. Con una producción en sus haberes y la producción de la segunda se embarcan en México para llevar su música más allá de su frontera. Out of Pity platicó con Heavy Mextal sobre el futuro de la banda, el proceso creativo y lo importante que la música es en sus vidas.
Heavy Mextal (HM): Para quienes no conocen a la banda, ¿cómo definirían el proyecto?
Out of Pity (OP): Es un incendio en un jardín Zen provocado por adolescentes huérfanos… sembramos dudas donde otros venden respuestas. No venimos a complacer: es una exhibición de fenómenos, cadáveres exquisitos entre el punk, el hardcore, metal oscuro y contundente, la ruptura del paradigma original.
HM: ¿Cuál es el proceso creativo detrás de su música?
OP: Es alquimia emocional. Recogemos las heridas, les damos forma de himnos y luego las arrojamos como cócteles molotov contra las jaulas mentales. Cada canción es un motín inspirado por la cotidianidad, son piezas pintadas con paletas de colores diferentes, piezas construidas como actos de una ópera enfermiza, no se hacen canciones, se evocan malos viajes.
HM: ¿Cuáles son los inconvenientes que enfrentan al ser una banda de metal colombiana?
OP: Sobrevivir. Crear entre el ruido del hambre, el desprecio y el olvido. Aquí hacer música extrema no es arte: es una forma de insurrección diaria. Prevalecer se vuelve el verbo del mito y el “hazlo tú mismo/a” manifestación irreprochable.
HM:¿Cómo se sienten al visitar México?
OP: Como pirómanos invitados a un carnaval de pólvora. México es tierra fértil para quienes llevan cicatrices como estandartes. Vamos a quemar juntos las noches, Satanás va a echarse un vals sensual y violento con la Parca.
HM: ¿Qué esperan de los fans mexicanos?
OP: No esperamos: convocamos, ¡invocamos! Queremos que sean cómplices, que canten como si la garganta fuera un cuchillo, que bailen como si el suelo ardiera, que se estremezcan en medio de una posesión demoniaca. La música extrema no está hecha para tibiezas y nuestro ruido no es la excepción.
HM: ¿Qué podemos esperar los fans mexicanos de su música?
OP: Un vendaval único en su tipo. Canciones para quienes buscan refugio en la furia y al tiempo abrazan el abismo con los ojos abiertos. Es nostalgia vehemente: ¿Querían la banda sonora para cruzar sus congestionadas y deprimentes ciudades? Pásense por el Bandcamp de Out.
HM: ¿Qué sigue para la banda después de su visita a México?
OP: Seguir provocando incendios. ‘NIX’ y el nuevo disco ‘Siembra y Quema’ son sólo el principio: la revolución sonora apenas hizo labor de parto. Esperamos seguir dejando las mismas reacciones por donde hemos pasado y pasaremos en un futuro: euforia y confusión. No pediremos permiso, quizás disculpas… Ya que ensuciaremos sus pisos de ceniza, sudor y si las cosas cruzan los límites, también sangre (nuestra, por supuesto) donde volver a sus místicas tierras será misión y cruzar el globo objetivo de existencia.
HM: ¿Qué significa la música en su vida?
OP: Es la herida y el bálsamo. El puente entre el dolor y la resistencia. Nuestra manera de conjurar la desesperanza como un respiro antes de la catarsis, es el acto sincero entre tanta fantasía sobre resiliencia e individualismo, un toque de realidad pues la emoción que porta la música es universal, sincera y adimensional… Varios de nosotros vivimos del arte, más allá de ser relatores de ideas, somos los embajadores de la emoción pura sombras bien contrastadas en medio de luces moviéndose a la velocidad del tráfico.