Cuando el metal irrumpió en escena hace medio siglo, nadie anticipó que un género nacido en talleres y sótanos se convertiría en una fuerza capaz de llenar estadios y cruzar océanos. Todo comenzó con un riff distorsionado en Birmingham, Inglaterra, y desde entonces, el metal ha serpenteado por caminos impredecibles: del acero templado de los setenta a la furia técnica de los ochenta, pasando por los experimentos viscerales de los noventa y el caos organizado del nuevo milenio. Cada década ha traído consigo bandas que no solo tocaron música, sino que redibujaron los contornos de lo que el metal podía ser, llevándolo a lugares que sus fundadores apenas soñaron.
Este reportaje no busca coronar a las “mejores” ni apilar trofeos polvorientos; en cambio, explora a diez agrupaciones que, por razones distintas, han dado forma al pulso del metal en los últimos 50 años, desde 1975 hasta 2025. La selección responde a una lógica clara: alcance global, capacidad para moldear subgéneros, propuestas que rompieron moldes, continuidad a través del tiempo y un eco que trasciende lo estrictamente musical. Aquí no hay espacio para nostalgia vacía ni para repetir nombres por costumbre; cada banda está porque su existencia cambió algo, ya sea en el sonido, en la actitud o en la manera de enfrentar al público.
1. Metallica
Arrancaron en 1981 en Los Ángeles con la urgencia de unos chicos que querían tocar más rápido que nadie. Master of Puppets (1986) no fue solo un disco, sino una declaración: el thrash podía ser tan cerebral como brutal. Luego, el Black Album (1991) los catapultó a un terreno donde el metal se codeaba con el pop sin perder su filo. Su habilidad para mutar y llenar arenas los convierte en un eje inescapable de las últimas cuatro décadas.
2. Iron Maiden
Londres, 1975. Steve Harris imaginó un metal que contara historias con la grandeur de una ópera. The Number of the Beast (1982) y Powerslave (1984) tejieron narrativas que iban de faraones a poetas malditos, mientras las guitarras galopaban. Siguen girando y grabando —Senjutsu (2021) lo prueba—, demostrando que el heavy metal tradicional no es reliquia, sino un idioma vivo.
3. Rammstein
En 1994, seis alemanes decidieron que el metal podía ser un espectáculo de fuego y carne. Sehnsucht (1997) y Mutter (2001) mezclaron riffs industriales con letras que desafían cualquier censura, mientras sus shows redefinen lo que significa subirse a un escenario. Han llevado el metal a rincones donde el inglés no manda, y su persistencia hasta 2025 los hace un caso aparte.
4. Pantera
Texas, 1981. Lo que empezó como un acto glam dio un volantazo en los noventa con Cowboys from Hell (1990). Vulgar Display of Power (1992) destiló una rabia que no pedía permiso, construyendo un puente entre el thrash y algo más crudo, más terrenal. Aunque se apagaron en 2003, su eco sigue retumbando en el metal que vino después.
5. Slipknot
Nueve máscaras salieron de Iowa en 1999 con un debut que sonaba a fin del mundo. Iowa (2001) llevó esa apuesta más lejos, fusionando death metal, nu-metal y una teatralidad que no se veía venir. Han mantenido el metal relevante para quienes llegaron tarde a los ochenta, conectando generaciones con una intensidad que no negocia.
6. Black Sabbath
Birmingham, 1970. Todo empieza aquí: un trío de acordes oscuros que inventó el metal sin querer. En los ochenta y noventa, con discos como Heaven and Hell (1980) y Dehumanizer (1992), mostraron que podían adaptarse sin traicionarse. Hasta su despedida con 13 (2013), dejaron claro que el metal siempre mirará hacia ellos.
7. Slayer
California, 1981. Tom Araya y compañía tomaron el thrash y lo aceleraron hasta que dolió. Reign in Blood (1986) dura 29 minutos y no sobra un segundo; es la biblia de lo extremo. Se despidieron en 2019, pero su fórmula sigue siendo el manual de quienes buscan traspasar límites.
8. Judas Priest
Otro hijo de Birmingham, desde 1969, que en los ochenta cristalizó el metal con British Steel (1980). Painkiller (1990) añadió velocidad y filo, y su marcha hasta Firepower (2018) prueba que el cuero y las tachas no envejecen. Son la raíz de un sonido que nunca se agotó.
9. Megadeth
Dave Mustaine salió de Metallica en 1983 y construyó su propio monstruo. Rust in Peace (1990) es thrash con bisturí: preciso, complejo, afilado. Han girado y grabado sin pausa, manteniendo el género en tensión entre la técnica y la furia.
10. Tool
Los noventa necesitaban algo distinto, y Tool llegó desde Los Ángeles en 1993 con Undertow. Lateralus (2001) llevó el metal a un terreno de matemáticas y sombras, donde las canciones son viajes. Su enfoque cerebral y su culto los hacen una anomalía necesaria.
Por qué estas diez
La elección no es caprichosa. Metallica y Slayer empujaron el thrash a dos direcciones: una masiva, otra radical. Iron Maiden y Judas Priest sostuvieron el heavy metal como un arte narrativo y resistente. Black Sabbath es el origen que nunca dejó de sonar. Pantera y Slipknot tomaron el testigo en los noventa y 2000, cada uno con su receta para mantener el metal vivo y urgente. Rammstein y Tool, desde ángulos opuestos, probaron que el género podía ser teatro o introspección sin perder peso. Megadeth completa el cuadro con su obsesión por afinar cada nota. Juntas, estas diez no solo tocaron el metal: lo construyeron, lo torcieron y lo llevaron a 2025 con la misma chispa que hace 50 años.