El Frontón México vivió una noche singular el miércoles 6 de noviembre, cuando Die Antwoord, el dúo sudafricano que ha hecho del movimiento Zef su bandera, encendió los ánimos de una audiencia que mezclaba devotos de su propuesta y curiosos deseosos de experimentar su vibrante espectáculo. La velada fue una mezcla de espera, energía y catarsis musical, que dejó a los asistentes hablando de cada detalle.
El ambiente comenzó a tomar forma con la presentación de Lil 2 Hood, una DJ que supo ganarse al público con una mezcla inesperada de clásicos del rock y metal adaptados a su estilo. Temas icónicos de Nirvana, System of a Down y Rammstein resonaron en el recinto, rompiendo el hielo entre los asistentes que todavía llenaban sólo parcialmente el lugar. Su habilidad para conectar géneros y energías fue clave para preparar el terreno, aunque algunos parecían impacientes por la aparición estelar.
Mientras tanto, el Frontón México se iba transformando. Las luces tenues y las proyecciones visuales creaban una atmósfera de anticipación. Entre risas nerviosas, conversaciones alborotadas y los primeros gritos espontáneos de “¡Die Antwoord!”, el público se iba congregando, aumentando su número hasta rozar un 90% de capacidad al final del set de apertura.
Con el reloj marcando poco después de las nueve de la noche, el escenario permanecía vacío. Una inquietante mezcla de sonidos atmosféricos comenzó a llenar el espacio, aumentando la expectativa. Los minutos se alargaban, y los gritos desesperados de los fans no tardaron en aparecer. Algunos clamaban “¡Ninja!” o “¡Yolandi!”, mientras otros recurrían al tradicional “¡culero!” como forma de desahogo colectivo.
Cuando la espera se hizo insostenible, las luces se apagaron de golpe, y el rugido del público llenó el lugar. Die Antwoord finalmente apareció en escena: Ninja, con su presencia imponente, Yolandi Visser, con su peculiar carisma, y DJ Hi-Tek, el genio detrás de las tornamesas, saludaron al público mexicano, quienes respondieron con una ovación que casi sacudió las paredes del Frontón.
El caos perfectamente orquestado
Sin preámbulos, Die Antwoord rompió el hielo con “Fatty Boom Boom”, desatando una energía incontrolable. El juego de luces estroboscópicas y los visuales psicodélicos envolvieron al público, mientras Yolandi y Ninja desplegaban su singular estilo vocal. Sin dejar que la intensidad decayera, siguieron con “Bang On Em”, tema que provocó saltos, gritos y manos alzadas al unísono.
El dúo, que lleva 16 años redefiniendo el hip hop y el rave con su sello Zef, es conocido por su capacidad de mezclar géneros y culturas en un espectáculo que no se parece a ningún otro. El Zef, esa corriente sudafricana que desafía normas y celebra las raíces de la clase obrera con irreverencia y estilo, estaba en su máxima expresión sobre el escenario y en la actitud de cada fanático presente.
“¡México, te amo!”, exclamó Yolandi en un español entrecortado, provocando una avalancha de aplausos. Ninja no se quedó atrás y, con su acostumbrada energía desbordante, gritó “¡A huevo, México!”, arrancando risas y ovaciones. Pero la noche no solo fue energía desde el escenario: Ninja, en un momento de pura emoción, saltó hacia el público. Entre abrazos y selfies improvisadas, un fan le entregó una máscara de luchador y un gorro de plátano, que Ninja usó con orgullo mientras regresaba al escenario para improvisar un freestyle.
El setlist avanzaba con hits como “Daddy”, “Banana Brain” y “Pokémon”, cada uno con una recepción explosiva. El público, dividido entre bailarines frenéticos y observadores absortos, se movía al ritmo de los beats de Hi-Tek y las voces de Yolandi y Ninja.
En algún momento de la noche, Ninja se refirió al “intento de cancelación” por parte de la crítica y medios de comunicación, quienes los acusaron de supuestos abusos hacia su hijo adoptivo: “Intentaron cancelar a la banda, pero no pueden cancelar a los fans”, dijo rapeando.
Uno de los instantes más memorables ocurrió cuando una niña, que no aparentaba más de ocho años, fue alzada en los hombros de su madre. Vestida con una camiseta de la banda, cantaba a todo pulmón el irreverente coro de “Happy Go Sucky Fucky”, provocando sonrisas entre los asistentes y recordando que la irreverencia de Die Antwoord no tiene fronteras generacionales.
La recta final fue una descarga de hits que incluyó “I Fink U Freeky”, “Ugly Boy” y la contundente “Never Le Nkemise 2”, donde Yolandi, con su voz etérea, agradeció al público mexicano con un sincero “Gracias, México. Te amo demasiado”. Pero el cierre definitivo llegó con “Enter the Ninja”, el tema que catapultó a la banda al estrellato global. El Frontón México se convirtió en un mar de luces, saltos y gritos, mientras los últimos beats resonaban como un eco que parecía extenderse más allá del recinto.